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Dilma Rousseff: 'El papa es argentino, pero Dios es brasileño'

  • 20 marzo 2013 /

La mandataria se detuvo algunos instantes con la prensa tras la reunión de hoy con el Papa.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, bromeó hoy tras encontrarse con el papa Francisco en el Vaticano al afirmar que el papa es argentino, 'pero que Dios es brasileño'.

'Tenéis mucha suerte porque es un gran papa, pero como nuestra gente siempre dice, el papa será argentino, pero Dios es brasileño', respondió Rousseff con una sonrisa a los periodistas de Argentina que le preguntaban sobre qué opinaba de que Francisco proviniese de su país.

La mandataria se detuvo algunos instantes con la prensa tras la reunión de hoy con el papa, que duró cerca 30 minutos en la biblioteca del Palacio Apostólico.La presidenta brasileña es la segunda jefe de Estado que se reúne con el pontífice, después de que el pasado lunes éste recibiese a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández.

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Rousseff se dijo muy satisfecha de su reunión con el papa Francisco, quien le mostró su 'entusiasmo' por el viaje que el próximo julio realizará a Río de Janeiro para participar en la Jornada Mundial de la Juventud y adelantó que también visitará el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, en Sao Paulo.

Sobre sus impresiones tras conocer a Francisco, la presidenta brasieña dijo que el papa es una persona 'muy carismática' y destacó sobre todo su 'gran compromiso con los pobres',
También destacó su 'modestia' y su 'normalidad' y bromeó sobre que Francisco habla el 'portuñol', pero entiende perfectamente el portugués y no hizo falta un traductor.

Los lujos de Rousseff

En su estancia en Roma para acudir a la Misa de Inauguración del Pontificado del Papa Francisco, Rousseff puso de manifiesto que el Gobierno de Brasil viaja a lo grande. En lugar de acudir a la embajada del país en Roma, que es lo habitual en un viaje de este tipo, la comitiva en la que viajaban Dilma Rousseff, 4 ministros, guardaespaldas y personal de apoyo, eligió alojarse en un hotel de la ciudad.

La embajada brasileña se encuentra en una mansión situada en el centro de la capital y habría salido completamente gratis. Pero según publica el diario brasileño Folha de Brasil, Rousseff reservó 52 habitaciones en un hotel de lujo e hizo uso de 17 coches en su estancia de 3 días en el Vaticano.

En este establecimiento, la noche se paga como mínimo a 700 euros y a 6.000 euros en el caso de la suite. Según un portavoz de la presidencia, esto se debe a que 'así la rutina de trabajo es más fácil' . Además, la representación brasileña en Roma carece por el momento de embajador.