Un estadounidense fue sentenciado ayer a 13 años de cárcel por participar en una banda que introducía ilegalmente a este país mujeres centroamericanas, que eran obligadas a trabajar en condiciones precarias, informó el Departamento de Justicia.
Maximino Mondragón, de 57 años, y originario de Houston, Texas, es el último de un grupo de ocho personas sentenciadas, que forzaba a las mujeres a trabajar en restaurantes y bares en Estados Unidos bajo amenaza de que sus familias sufrirían si no lo hacían. Tras los trece años en prisión, Mondragón deberá cumplir tres años de libertad condicionada, anunció la jueza Vanessa Gilmore, quien ordenó a los ocho condenados a pagar 1,7 millones de dólares para reparar a las víctimas.
'El acusado explotó despiadadamente los sueños de estas mujeres de una vida mejor, a través de la coerción', dijo la fiscal Loretta King.