La campaña para los comicios del domingo en Ecuador cerró ayer con la mirada puesta en la probable e histórica reelección del presidente Rafael Correa, quien pese a ser acusado de todo por sus opositores prevé un nuevo triunfo de su revolución socialista.
Subido en una tarima en la vecina población de Palestina, el mandatario pidió a los electores votar masivamente por el oficialismo para evitar el balotaje y tomar el control de la Asamblea Legislativa.
'Ya nos quieren ganar la Asamblea para tratar de privatizar todo, para imponernos el neoliberalismo, desestabilizar al Gobierno, por eso es sumamente importante que ganemos la Asamblea', subrayó Correa antes de su último mitin en el puerto de Guayaquil.
Con poco más de dos años en el poder, el líder izquierdista dominó de principio a fin las encuestas de intención de voto durante los 45 días de una campaña atípica, de la que estuvieron ausentes los debates entre los candidatos y las grandes manifestaciones.
La oposición, que llamó a esta contienda la más desigual de todas por el supuesto uso desmedido de recursos estatales por parte de Correa, parece encaminarse hacia una nueva derrota. AFP