Esta visita estaba programada desde antes del último partido de la Selección Nacional. Estaba programada desde que nos dimos cuenta de que el Museo para la Identidad nacional, MIN, trabajaba en el proyecto. Ahora, tras el regreso de los jugadores, es conveniente replantearnos muchas actitudes previas, un sinnúmero de emociones desbordadas y la visión de país que tenemos.
“Fútbol, Identidad y Pasión” es un notable ejemplo de investigación y observación de la realidad. Una mirada serena de nuestro sentir como hondureños y el por qué de nuestras expectativas depositadas en un balón y una selección.
Ubicada enteramente en el primer nivel del museo, la exhibición se encuentra distribuida en varios espacios que conviene recorrer con detenimiento y con un analítico espíritu abierto. Por ejemplo, el Patio Central contiene una muestra audiovisual y estadísticas de las eliminatorias mundialistas desde España 82 a Sudáfrica, más los éxitos deportivos internacionales más importantes.
La Sala 2 se dedica al concepto “Selección Nacional” como un elemento de cohesión nacional; un proceso que se repite en muchos países latinoamericanos.
La creación de “El Mundial” ha contribuido a afirmar las identidades colectivas, facilitando el sentido de pertenencia a un territorio, a una cultura. Un sentimiento que palpamos con facilidad en las expresiones de nuestros compatriotas radicando en los Estados Unidos o España.
La Sala 3 está dedicada a los “Inicios del Fútbol en Honduras y la Liga Nacional”.
Aquí aprendemos que fue don Miguel Saravia quien trajo el fútbol de Guatemala para enseñarlo en la Escuela Normal de Varones y descubrimos que los primeros balones se vendían en la afamada Casa Rolston de Puerto Cortés (el fútbol no era un deporte popular; muy al contrario era un pasatiempo para las élites que poco a poco se fue popularizando).
¿Por qué ir a un museo a conocer del fútbol de Honduras? Muy al contrario de lo que se puede pensar, aquí vemos pocos trofeos y camisetas deportivas (sólo las estrictamente necesarias).
Más que eso, lo que encontramos son reflexiones y agudas observaciones de nuestra realidad; para mi gusto, un vivir que va del consumismo puro hasta el llanto y el paroxismo de la alegría y el agitar de las banderas. Una verdadera “mina de oro” para medios de comunicación, bares, vendedores de televisores “plasma”, talleres de confección de uniformes “tipo Selección”.... y una tristeza enorme para la nación cuando se pierde.
“So”, como dirían los norteamericanos, ¿Qué sigue ahora después del descalabro mundialista? ¿Se ve afectada nuestra Identidad Nacional? ¿Compondremos una canción de desahogo como los hinchas mexicanos? Creo que es un buen momento para visitar el Museo para la Identidad Nacional en el centro de Tegucigalpa y reflexionar sobre nuestras pasiones, nuestro terruño y una pelota de fútbol que sigue girando y girando...