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'Volveremos a pararnos”: dueño de Coll Fashion

  • 13 diciembre 2017 /

Recién habían salido de laborar ejecutivos y trabajadores cuando llegaron los vándalos a saquear Coll Fashion.

San Pedro Sula, Honduras.

Trabajando como conserje para una fábrica de ropa, Harry Pérez Zúniga tuvo la oportunidad de aprender el arte de las ventas y descubrir su habilidad para diseñar prendas de vestir, lo cual fue básico para que con el tiempo creara su propia empresa.

“Al ver tanta ropa bonita me ponía a dibujarla. Llegué a convertirme en el diseñador del uniforme que usaba en ese tiempo como estudiante del José Trinidad Reyes”, recordó Pérez, quien es el dueño de la empresa Coll Fashion, arrasada durante los disturbios poselectorales.

Sus compañeros de colegio se convirtieron en sus primeros clientes luego de ver lo bien que le quedaba el uniforme que se había confeccionado. Cuando sus jefes se dieron cuenta le preguntaron por qué no les suplía ropa también a ellos, y fue así como pasó de conserje a proveedor de aquella empresa.

“Luego me independicé y comencé a vender ropa de moda a otras empresas. El mercado fue cambiando y pasé a montar mi propia empresa, que finalmente quedó establecida en Río Blanco”, explicó.

Foto: La Prensa

Padre e hijo están trabajando arduamente para poner nuevamente en pie el negocio de ropa.
Con su hijo, del mismo nombre, logró posicionar en el mercado sampedrano no solo la ropa que él confeccionaba, sino también prendas que importa de Estados Unidos. “Tenemos una buena clientela del mayoreo de ropa, que es la base del negocio”.

En la sala de exhibición de Coll Fashion estaba expuesto producto terminado, el cual se iba a entregar a las empresas, cuando el pasado primero de diciembre llegaron las turbas saltando barandas y rompiendo vidrios para arrasar con todo el producto.

En pie

“El local quedó así como lo ve”, dijo el empresario mientras mostraba la sala vacía en la que varios trabajadores instalaban vitrinas y, muy apresurados, realizaban otras labores de restauración. Los vándalos no dejaron nada, se llevaron el equipo de computación y hasta una refrigeradora, comentó. Sin embargo, “así como comenzamos, volveremos a pararnos. Dios se va a encargar de todo, claro que no es fácil, pero eso es lo bonito de la fe, que rompe hasta lo que es lógico”.

Padre e hijo están trabajando hasta en horas de la noche para poner a funcionar la empresa esta temporada navideña, que es cuando los clientes requieren más de sus prendas de vestir.