La tragedia sacudió a la comunidad hace casi siete meses, pero para la aldea, la muerte de 10 personas en la explosión de una cohetería es imposible de olvidar.
Recordar lo que ocurrió el 26 de octubre de 2022 en Vivistorio sigue causando mucho dolor en los pobladores de la pequeña comunidad que pertenece al municipio de San José, situado en la zona central del departamento de Copán. Ahora ya no hay señales de que alguna vez se elaboraron productos derivados de la pólvora en ese lugar.
“Hicimos una promesa de dejar de hacer cohetes. Nos está costando salir adelante, pero esa tragedia nos marcó a todos”, es parte del relato de Mayra Flores, quien, junto a su padre eran dueños de la cohetería que explotó hace casi siete meses.
“Fue algo muy doloroso para todo el pueblo. A ellos (las víctimas) los queríamos como si fueran nuestra familia. Quedamos con mucho miedo y ese trabajo ya no lo vamos a hacer”.
Vivistorio es una de las seis aldeas de San José y se caracteriza porque gran parte de su población son jóvenes y niños.
Mayra Flores dijo que en Vivistorio “los jóvenes no encuentran un trabajo y eso es lo que muchos desean, que haya fuentes de empleo porque en realidad mucha gente se ayudaba con la elaboración de cohetes, pero ya con lo que pasó muchos se quedaron sin empleo”. Gran cantidad de jóvenes de Vivistorio han tenido que migrar a Estados Unidos.
La tragedia
Eran horas del mediodía del miércoles 26 de octubre cuando por razones desconocidas la cohetería de la familia Flores explotó.
En el hecho murieron José Renán Umaña y Yesther Baide, ambos de 17 años. Mientras que en el Hospital de Occidente perecieron Orlin Adalid Álvarez (de 16), José Miguel Portillo Pineda (de 16), Mario Alberto Tábora Rivera (de 16), Jesús Isaías Martínez Alvarado (de 17) y Cristian Ariel Portillo (de 19).
" La vida nos cambió, estamos luchando para salir adelante y seguir a pesar del dolor. "
En el Hospital Escuela fallecieron Jaime Daniel García Hernández (de 22), Mario Rolando Tábora Aguilar (de 45) y Luis Alonso Villanueva (de 53).
A las familias enlutadas se les dio un apoyo económico de 15,000 lempiras y se prometió que se les ayudaría a formar microempresas en la comunidad para evitar que más jóvenes arriesguen sus vidas en la elaboración de cohetes, pero esto aún no ha ocurrido.
Dolor
“Me parece que todo esto es un mal sueño, que Mario volverá a entrar por la puerta y jugará con la niña”, dijo entre sollozos Norma Rivera, quien perdió a su esposo e hijo en la tragedia.
“Daría todo, hasta mi vida por volver a ver a mi muchachito”, lamentó.
Para saber
En Vivistorio había tres coheterías artesanales, pero después de la tragedia, cerraron y dejaron desempleo.
Para Norma, su hijo y su esposo eran quienes suplían las necesidades del hogar, al perderlos, por no tener preparación o recursos, se dedica a la venta de tamales y tortillas por encargo. “Tengo que ser fuerte y seguir adelante por mi hija”.
En medio del llanto doña Alejandrina Aguilar Umaña dijo “mi hijo Mario (Tábora) era un buen hijo, ya solo me quedan dos hijos y un gran vacío en mi corazón. Uno nunca se puede reponer a la muerte de un hijo”.
