'Este dolor no se lo deseo a ninguna madre. El que un hijo se le desaparezca, sólo lo tiene quien lo sufre', expresó Yanira Bobadilla, mientras recordaba que hace 23 días se le desaparecieron dos de sus cuatro hijos. 'Siento que el mundo se me vino encima', agregó.
La joven madre de 29 años dice que desde ese fatídico día perdió el apetito y rara vez come.
Además, no puede dormir tranquila porque cuando lo hace, sueña y tiene revelaciones que Keylin Griselda y Kimberly Johana, sus dos pequeñas de seis y diez años respectivamente, regresan donde ella, pero cuando intenta abrazarlas se despierta.
'Eso es lo más duro, no saber dónde están mis hijas, con quién y qué hacen. Cuando pienso en ellas me pierdo, me siento paralizada', agregó Bobadilla.
Las niñas vivían con su abuela en La Masica, Atlántida. La mayor cursaba el tercer grado en la escuela rural Rafael Leonardo Callejas. Se perdieron el jueves primero de mayo a eso de las tres de la tarde.
Según su abuela, ellas fueron a la pulpería a comprar unos churros y las pequeñas comentaron que se vendrían para donde su madre que vive en Villanueva, pero ella no les creyó.
Según vecinos que compraban en esa pulpería, la última vez que vieron a las menores fue en la parada del bus. A raíz de este desaparecimiento, Yanira y Dionisio Padilla, padres de las pequeñas, han acudido desde ese día muy angustiados a las diferentes postas policiales y terminales de La Ceiba y San Pedro Sula a denunciar el extravío.
Fue hasta el 12 de mayo que pusieron la denuncia en la Fiscalía de la Niñez en San Pedro Sula.
Yanira indicó que todos los días le pide a Dios que sus niñas estén en buenas manos, mientras espera noticias de la Policía.
Para finalizar da un mensaje a las personas que tienen a sus hijas: 'Pido que esos corazones que tienen a mis tesoros se ablanden porque es duro este sufrimiento. Ni a mi peor enemiga le deseo esto'.
Estadísticas alarmantes
Las autoridades de la Policía y Fiscalía están preocupadas por las continuas denuncias de menores desaparecidos en todo el país y lo vinculan con la explotación sexual. Hasta la fecha van 227 denuncias de menores desaparecidos en lo que va del año.
De estas cifras, 210 pertenecen a Tegucigalpa y las otras 17 a la zona del Valle de Sula.
De los desaparecidos, la mayoría son niñas. Para las autoridades policiales y fiscales, las menores están siendo víctimas de explotación sexual en países vecinos.
La subinspectora de la Policía de Investigación en Tegucigalpa, Fátima Ulloa, dijo que en lo que va del mes han recuperado cerca de 15 niños que deambulan por las calles.
'Pueden ser que anden perdidos, de éstos unos son remitidos a centros del Ihnfa', explicó.
En la colonia Villa Ernestina, sector número tres de Tegucigalpa, se desaparecieron dos menores cuando jugaban en el campo de dicha colonia. Su padre Dennis Alejandro Suazo dijo que el 14 de mayo Allan y Gerson salieron a jugar, pero no regresaron a casa.
'En el momento no nos preocupamos porque en una ocasión pasó igual y estaban en la casa de la abuela', comentó. Agregó que posteriormente, recibieron una llamada al celular y hablaba un hombre y le dijo que le pasaría a los niños, que éstos estaban bien y que se despreocupara. Cuando preguntó que con quién estaban cortaron la llamada. Hablaron inmediatamente a ese número y el aparato sale apagado.
Reaccionan autoridades
El suboficial de la sección de delitos varios de la Policía de Investigación en SPS, Víctor Aguilar, comentó que los niños de escasos recursos son los que más desaparecen.
Aguilar reveló que también reciben denuncias de menores que desaparecen de las salas de neonatología y de pediatría del hospital Mario Rivas.
'Los delincuentes suelen andar en hospitales públicos porque a las clínicas es imposible que ingresen', refirió.
El policía explicó que algunos niños huyen de sus casas porque muchas veces son maltratados por sus padres tanto física como psíquicamente y prefieren abandonar el hogar.
Dejó claro que otra causa es la trata de menores y explotación sexual.
Muchos menores desaparecidos son llevados a países como Guatemala y México, donde los obligan a trabajar en bares y los prostituyen.
El suboficial no descartó que el índice de menores desaparecidos haya aumentado por tráfico de órganos, aunque en nuestro país no han encontrado laboratorios para comprobar el delito.
Aconseja a los padres brindar una mejor educación a sus hijos.
Por otra parte, el investigador Danny Martínez manifestó que los pasos a seguir cuando un menor desaparece son: dialogar con sus familiares con qué personas se llevaba el niño o niña y en las entrevistas llegan a conclusiones.
'En raros casos las menores se van a vivir con sus novios', dijo Martínez.
El fiscal de la Niñez Mártir García aseveró que el delito de explotación sexual ha incrementado en lo que va de este año.
García añadió que para erradicar este delito realizan operativos en los diferentes centros nocturnos de San Pedro Sula, de donde ya han rescatado varias menores de edad que han estado siendo explotadas.
La semana pasada el juzgado de Puerto Cortés envió al presidio a Miriam Arlete Posadas y a Yessenia María Vásquez, acusadas por la Fiscalía de traficar con menores en prostíbulos de Guatemala.
'Hemos hecho rescates en Guatemala y México'
La coordinadora de la Fiscalía de la Niñez en San Pedro Sula, María Blascinia Pineda, señaló que en realidad son pocos los casos donde se sabe el destino de los menores desaparecidos.
'Cuando se trata de menores que por lo general son niñas de diez a trece años, éstas se han ido con un compañero de colegio u otra persona que haya sido afín a ellas. Algunas niñas mayores de 14 años se van de las casas porque tienen una relación sentimental, pero lo hacen por su voluntad, razón por la cual no se configura el delito. En estos casos lo bueno es que se sabe el paradero'.
El problema mayor se produce cuando los menores son llevados fuera del país para venderlas en clubes y bares.
'Como Fiscalía hemos recuperado menores en las fronteras con Guatemala y con México que han sido llevados para efectos de explotación sexual', dijo.
Hasta la fecha no hay un caso identificado como tráfico de órganos en la Fiscalía, pero Pineda añadió que podría suponerse en raros casos de niños que no aparecen que hayan sido víctimas de los comercializadores de órganos.
Otro problema que menciona Pineda son las diferencias familiares.
'También influyen la falta de atención. Hemos tenido casos donde los padres trabajan y dejan solos a los niños, quienes son influenciados por vecinos al camino de los vicios y luego se van de sus hogares.