Transcurrido un año y a punto de recibir el Premio Nobel de la Paz, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se ha convertido en un auténtico líder con el que todo el mundo se quiere fotografiar. Mantener un encuentro con él convierte a su interlocutor en un “elegido”, alguien a quien tener en cuenta.
Según una encuesta de la cadena de televisión CNN, elaborada por la firma Opinion Research Corporation, el 54% de los estadounidenses aprueba la gestión de Obama durante su primer año de mandato.
Aprobado
“El índice de aprobación de Obama es casi idéntico al 53 por ciento de los votos que recibió hace un año”, comentó el director de encuestas de CNN, Keating Holland.
“Y en casi todas las categorías demográficas el porcentaje de quienes aprueban hoy la gestión de Obama está dentro de los dos o tres puntos del porcentaje de quienes votaron por él en 2008”, agregó. La encuesta subraya que el índice de aprobación del presidente se mantiene por encima del 50 por ciento aún cuando la mayoría de los estadounidenses no está de acuerdo con la forma en la que maneja asuntos como la economía, el cuidado de la salud, Afganistán, Irak, el desempleo, la inmigración ilegal y el déficit del presupuesto federal.
Una circunstancia muy significativa, un apoyo y un voto de confianza que refuerzan la confianza hacia la presidencia. Un electorado fiel, que espera que, aunque un poco más tarde, Obama haga realidad las promesas con las que alcanzó el poder.
Pero el desayuno del presidente de EUA se vio la mañana de celebración amargado por los resultados de las elecciones a Gobernador de los estados de Virginia y Nueva Jersey, donde el Partido Republicano ha conseguido alzarse con la mayoría de los votos.
En Nueva Jersey, el republicano Chris Christie venció en un disputado escrutinio al titular demócrata, John Corzine, con el 50 por ciento de los votos contra 44 de su rival.
En Virginia, la victoria republicana fue mucho más clara y allí el conservador Bob McDonell confirmó lo que vaticinaban las encuestas, derrotando al demócrata Craig Deeds por una diferencia superior a los 10 puntos porcentuales.
La victoria republicana se hizo todavía más nítida al confirmarse que sus candidatos también habían ganado la vicegobernación, así como el cargo de fiscal general.
Virginia, que hace un año votó mayoritariamente por el actual presidente de EUA y aunque quizá los resultados actuales tienen un mero valor simbólico, puede tener una significación negativa para la presidencia, según analistas políticos. Los asesores de Obama indicaron, antes de los comicios, que si los resultados eran adversos no había que darles mayor importancia.
Por decidir
El conflicto en Afganistán, donde hace unos días estuvo Hilary Clinton, es una herida abierta en la que el presidente está sumido en la búsqueda de una nueva estrategia para el conflicto, y dilucidando si envía más tropas a ese país.
Su gran éxito internacional, hasta el momento, ha sido la negociación de un tratado de reducción de armas nucleares con Rusia, que Washington espera poder concluir para diciembre.
Obama quiere hacer de este tratado uno de los ejemplos de su propuesta para un mundo sin armas nucleares, una de las razones por las que se le ha concedido el Premio Nobel de la Paz.
Entre sus promesas, a corto plazo, se encontraban el compromiso de cerrar la prisión de Guantánamo, Cuba, en el plazo de un año, propiciar un acuerdo de paz para el Oriente Medio, así como sus anuncios de que un plan de estímulo lograría sacar al país de la recesión. Sin embargo, no ha sido tan fácil y ninguno de estos compromisos ha logrado su objetivo, la realidad se impone.
El cierre de Guantánamo para enero de 2010 parece imposible y su Gobierno ni siquiera ha podido determinar qué hacer con los más de 220 detenidos en la base estadounidense en Cuba.
La reapertura de negociaciones para el Oriente Medio sigue distante; en Irak los atentados de los últimos días parecen haber puesto en tela de juicio su anuncio de que la mayor parte de las tropas de combate saldrían de ese país a mediados del próximo año y el resto a finales de 2011.
Una de las principales apuestas de orden interno es la reforma sanitaria, quizá el asunto que más ha pesado en la caída de su popularidad.
Tras meses de debates y de reproches mutuos entre demócratas y republicanos, aún está por decidir si el sistema que finalmente se apruebe incluirá una opción pública que compita con las aseguradoras privadas. La Casa Blanca se ha marcado el objetivo de lograr que la medida salga adelante antes de que concluya el año.
Obama ha tenido que rebajar sus expectativas, lo que se ha traducido en una reducción de sus logros. Los ciudadanos siguen dándole una confianza, aunque lejos está el 70 por ciento que le apoyaba hace un año. ¿Hasta cuándo el electorado seguirá dándole su confianza?, se desconoce.
Por el momento, tanto Obama como su equipo saben que el trabajo y la negociación es lo único que les llevará hacia delante. El cambio no sólo es cuestión de deseos y palabras. Si en alguien se ha apoyado el presidente de Estados Unidos en esta andadura ha sido en su esposa, Michelle. Una mujer que ha demostrado tener carácter, estilo propio e iniciativa. Un complemento perfecto para el presidente. EFE Reportajes