San Pedro Sula, Honduras.
Desde que tenía 12 años de edad, Nery Omar Mejía se convirtió en el único sustento económico de su familia compuesta por su madre y una sobrina de 12 años, de quien se convirtió en su padre porque la madre de la niña falleció.
Ahora el joven de 22 años siente que las esperanzas y el deseo de superarse y sacar a su familia adelante se le acaban. Una úlcera consumió la córnea de su ojo izquierdo y le hizo perder el 90% de la visión del ojo derecho.
“Cuando tenía 12 años, mi madre comenzó a tener problemas de salud. Ella también está ciega, en ese punto me vi obligado a dejar los estudios y trabajar, porque si no trabajaba, no comíamos. Fui soldador, operador de discomóvil, estuve en radio, animador de tiendas... Creo que he hecho un poco de todo, pero desde que tengo este problema estoy atado de manos y desesperado”, expresa Nery Omar.
Así como fueron los inicios de ceguera de su madre, él comenzó a tener problemas en la visión y decidió ahorrar lo suficiente para comprar lentes de contacto con la graduación que necesitaba para mejorar su vista.
“A los pocos días de usar los lentes de contacto comencé a sentir mucho dolor en el ojo y en el cerebro, pero por falta de dinero no fui al médico. Sin darme cuenta que mi cuerpo rechazó el uso de este tipo de lentes y la reacción fue perforaciones en la córnea, me hicieron un recubrimiento para detener la infección, pero necesito un trasplante de córnea”, explica el muchacho.
Mejía es voluntario de Proyecto Joven y su estado de salud le impide trabajar. Esta circunstancia le ocasiona grandes problemas económicos en su hogar y no le permite seguir con el tratamiento.
Cada cuatro días gasta más de L1,300.00 en medicinas, más el transporte y consultas hasta el Hospital del Ojo en El Progreso.
Si Nery Omar no reúne el dinero suficiente, abandonará el tratamiento.
Para ayudar puede comunicarse a los teléfonos 9524-8404 con Nery o al 3388-9867 con Janina Pérez.
Desde que tenía 12 años de edad, Nery Omar Mejía se convirtió en el único sustento económico de su familia compuesta por su madre y una sobrina de 12 años, de quien se convirtió en su padre porque la madre de la niña falleció.
Ahora el joven de 22 años siente que las esperanzas y el deseo de superarse y sacar a su familia adelante se le acaban. Una úlcera consumió la córnea de su ojo izquierdo y le hizo perder el 90% de la visión del ojo derecho.
“Cuando tenía 12 años, mi madre comenzó a tener problemas de salud. Ella también está ciega, en ese punto me vi obligado a dejar los estudios y trabajar, porque si no trabajaba, no comíamos. Fui soldador, operador de discomóvil, estuve en radio, animador de tiendas... Creo que he hecho un poco de todo, pero desde que tengo este problema estoy atado de manos y desesperado”, expresa Nery Omar.
En el ojo izquierdo perdió la vista por la úlcera.
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“A los pocos días de usar los lentes de contacto comencé a sentir mucho dolor en el ojo y en el cerebro, pero por falta de dinero no fui al médico. Sin darme cuenta que mi cuerpo rechazó el uso de este tipo de lentes y la reacción fue perforaciones en la córnea, me hicieron un recubrimiento para detener la infección, pero necesito un trasplante de córnea”, explica el muchacho.
Mejía es voluntario de Proyecto Joven y su estado de salud le impide trabajar. Esta circunstancia le ocasiona grandes problemas económicos en su hogar y no le permite seguir con el tratamiento.
Cada cuatro días gasta más de L1,300.00 en medicinas, más el transporte y consultas hasta el Hospital del Ojo en El Progreso.
Si Nery Omar no reúne el dinero suficiente, abandonará el tratamiento.
Para ayudar puede comunicarse a los teléfonos 9524-8404 con Nery o al 3388-9867 con Janina Pérez.