11/12/2025
05:51 PM

'Tengo un genio endiablado”

En San Pedro Sula hubo en un tiempo tres lagunas fabulosas, una de ellas frente a donde ahora es el supermercado Los Andes, rodeada de árboles en los cuales jugueteaban alegres los monos, otra estaba en el barrio Barandillas y una tercera donde hoy es el centro comercial Nova Prisa.

    En San Pedro Sula hubo en un tiempo tres lagunas fabulosas, una de ellas frente a donde ahora es el supermercado Los Andes, rodeada de árboles en los cuales jugueteaban alegres los monos, otra estaba en el barrio Barandillas y una tercera donde hoy es el centro comercial Nova Prisa.

    Aquellos parajes que eran el deleite de los sampedranos viven en el recuerdo de la reconocida ecologista Gladys Fasquelle de Pastor, una mujer sencilla como la naturaleza, a la cual sigue dedicando su vida a los 81 años.

    Recuerda que en la laguna de Barandillas, conocida como la Laguna de Solita, solía jugar con otros niños a la guerra fingiendo dispararse, cada uno desde de su cayuco.

    No se imaginaba que en su vida adulta libraría una guerra de verdad contra los depredadores del ambiente a través de la fundación Héctor Rodrigo Pastor, que creó en memoria de su hijo asesinado en Copán hace diez años.

    Tampoco sabía que desde pequeña traía el amor por los pájaros y las flores, hasta que lo descubrió de tanto escuchar a su hijo menor hablar de los daños que el hombre hace a la naturaleza y, como un homenaje a su memoria, en vez de llorarlo, le dedica todos los días su trabajo.

    Se considera una mujer que ha obtenido lo que se ha propuesto en la vida: su lucha ambiental, una familia alegre, que no la ha envanecido el dinero y el éxito en sus negocios.

    Desde jovencita fue así: un día vio a un apuesto galán entrar al banco donde ella trabajaba y luego de pedir referencias de él dijo: “Con ese hombre me voy a casar”.

    Se trataba del doctor Rodolfo Pastor Zelaya, un caballero comprometido por ese tiempo, que luego se convirtió en su esposo.

    Gladys era una de las ocho hijas del empresario sampedrano don Roberto Fasquelle, propietario de la primera agencia de vehículos de la ciudad; sin embargo, no se dejó contaminar por el amor al capital ni deslumbrar por la suntuosidad.

    Actualmente prefiere tomarse una copa de vino bajo la frondosidad de los árboles del solar de su casa, en el barrio Barandillas, que asistir a un evento de la alta alcurnia social.

    ¿Es cierto que es sencilla?

    Somos la familia más informal que usted puede haber encontrado.

    No entendemos ni de protocolo ni de nada, por eso no me gustan las fiestas sociales, porque no me gusta lo estirado.

    Me gusta la naturalidad en las personas, igual que la naturaleza. Esa gente estirada no la entiendo, por eso me gusta Mel Zelaya, porque es tan plácido que usted se sienta a platicar con él y ni nota que es el Presidente.

    ¿Qué la contraría?

    Soy jovial y furiosa a la vez, tengo un genio endiablado, pero no exijo a nadie nada que yo no me haya exigido a mí misma, pero sí tengo muy mal carácter.

    Me contraría cuando veo en alguna persona falta de inteligencia, estupidez, egoísmo y ambición.

    No comparto ese montón de páginas con artistas de cine, con esa música sin sentido, como el reggaetón, eso no es música.

    De los periodistas me irrita quien escribe mal, quien no tiene buena ortografía o quien escoge temas tontos.

    El periodista debe darse cuenta de que es un apóstol, es un sacerdote, lo que usted escribe, no se imagina hasta dónde va a llegar.

    ¿Se siente realizada?

    Soy una persona muy orgullosa de mí misma, creo que me he realizado, creo que no pasé por la vida como las nubes o las sombras, dejo una estela, dejo algo y di algo.

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    Su casa refleja la sencillez con que le ha gustado vivir toda la vida.

    A mi edad, todas mis amigas, a esta hora, diez de la mañana, se están levantando y después se sientan a ver televisión; por la tarde tal vez van a jugar al casino o se reúnen en un baby shower y la que no está en un asilo de ancianos, tengo a dos en esa situación.

    ¿Tuvo muchos novios?

    Las muchachas de mi generación cambiábamos de novio como cambiar de vestido de baile; estuve enamorada miles de veces, al estilo de Romeo y Julieta.

    En los bailes usábamos vestidos largos.

    He disfrutado toda mi vida, incluso disfruté sufrir cuando murió Tuti -Héctor Rodrigo-, es decir que vivo la vida intensamente.

    Quería ser madre desde soltera.

    En mi generación tener un hijo siendo soltera era un pecado mortal, era como si lo apartaran de la sociedad y lo tuvieran como leproso, y yo le decía a mi papá: Si no me caso, desde ya resígnese porque voy a tener un hijo.

    ¿Fue una mujer apasionada?

    Yo creo que sí, me considero una mujer apasionada y muy moderna.

    A nosotros no nos enseñaron como tabú la educación sexual, pero no había libertinaje, las muchachas de mi tiempo no osaban casarse sin ser vírgenes, yo cumplí con eso a carta cabal, con las exigencias morales de mi casa y creo que las hice cumplir con mis hijas.

    La mujer se casa, va al altar de velo y corona y eso es una farsa si la mujer no es virgen, entonces para qué hacer la payasada.

    El sexo es una maravilla, pero no para el público, es para el dormitorio.

    Cuando vienen niños al museo, yo les explico que todo el daño ambiental del mundo se debe a la sobrepoblación y ésta se debe a la mala educación sexual.

    ¿La desvela el dinero?

    Para nada, míreme, este reloj es la única joya que tengo; lo compré hace 25 años en Japón, no me interesa el dinero, me encantan las flores.

    El día de mi cumpleaños, yo estaba feliz porque las empleadas de la fundación me mandaron un ramo de flores, también mi hija Daysi y mucha gente más, yo les dije: Mándenme las flores cuando esté viva, no cuando esté muerta.

    Me gustan las flores y los animales, sobre todo las gladiolas y de los animales me gusta el caballo.

    Hubo vez que no tenía ni diez centavos para tomar un refresco, cuando costaba diez centavos, pero fui igual de feliz cuando la compañía azucarera, de la cual era socia, me dio 300 mil lempiras de dividendos.

    No me interesa en lo absoluto, para mí la gente ambiciosa es muy sucia; no tolero la ambición, salvo que sea por mejorar.

    ¿Qué recuerda de su niñez?

    Conservo la alegría de aquel grupo familiar tan grande.

    Mi papá era un hombre alegre, hizo que nuestra niñez fuera bendita.

    Mi mamá debió haber estado leyendo una novela romántica cuando estaba embarazada y de allí sacó el nombre de Gladys, que en aquel tiempo no era común. No me gusta que me digan doña Gladys, ni licenciada.

    Yo soy sencilla como la naturaleza.

    De jovencita montar a caballo era mi pasión.

    Me fascina el picadillo hondureño, las tortitas de plátanos rellenas de frijoles.

    ¿Se siente vigorosa todavía?

    Toda mi vida he pesado 100 libras, hasta que llegué a los 60 años, cuando subí a 110 y a los ochenta subí a 120, a pesar de que me harto.

    Tengo tanta salud que puedo andar por todo el parque El Cusuco y no me canso, y veo el montón de jóvenes que se cansan en el camino.

    Será por los traguitos que tomo todas las noches.

    Como muy bien y duermo nueve horas como mínimo, no hago dieta, me encanta el chicharrón y le echo crema a la crema y sal a la sal, como en forma atroz. No me maquillo, me pongo lipstick porque se me secan los labios por la edad, me maquillaba cuando estaba jovencita.

    ¿Qué lee?

    Me fascina leer de todo, sobre todo historia; creo que mis hijos por eso estudiaron historia.

    El Museo de Antropología fue obra de Rodolfo y de Daysi, mi hermana.

    Nos gusta el arte y la música, la literatura, la escultura, no sé de dónde sacamos esa vena.

    ¿Cómo está su relación con Dios?

    Soy católica que no va a misa, pero rezo todos los días; no voy porque el domingo le doy descanso al chofer y yo no manejo.

    Me tiene que aguantar toda la semana y queda agotado.

    ¿Qué recuerda de su vida estudiantil?

    Estudiaba en la Comercial Privada de Tegucigalpa con Napoleón Larach, con Modesto Rodas Alvarado, quien ganaba todos los años el premio al mejor alumno.

    El premio era llevar la Bandera en el desfile del 15 de septiembre, hasta que yo llegué y le gané ese honor.

    ¿Una anécdota?

    Fui a Tegucigalpa una vez porque me insistió el doctor Ramón Villeda Morales que era el Presidente.

    Cuando vio que no me gustaba la recepción me dijo: Gladisita, vas a ser grillos y cadenas para la carrera política de tu marido.

    El caso es que estaba incomodísima en aquella reunión y es que no sirvo para eso, toda la vida he sido excéntrica.

    Me gusta ser yo, no porque sea la esposa de Rodolfo ni la madre del ministro de Cultura. Me gusta ser Gladys y punto.

    ¿Qué espera de la vida?

    Nada, la vida ya me lo dio todo.

    He tenido lo que quise tener y mucho que no quise, como la muerte de mi hijo y de mi nieto de 18 años, el hijo menor de Daysi que se ahogó en el mar.

    Me ha tocado vivir penas muy grandes, pero nada me ha agobiado.

    Siempre he creído que es la voluntad de Dios, que lo que me sucede Él me lo hizo y Él debe sacarme adelante.

    Mi mamá decía: Qué remedias con llorar, no se te quita el dolor y se te ponen rojos los ojos y la nariz. Hemos sido mujeres muy fuertes.

    Extractos

    Recuerdo

    “Me ha tocado vivir penas muy grandes, pero nada me ha agobiado. Siempre he creído que es la voluntad de Dios, que lo que me sucede Él lo hizo y Él me debe sacar adelante. Si algo me hubiera hundido habría sido la muerte de Héctor Rodrigo, porque era mi hijo de la vejez”.

    Viajes

    “Conozco 49 países, me llamaron mucho la atención India y Tailandia”.

    Política

    “Mi papá estuvo preso en tiempos de Carías. El jefe de policía sólo a mí me permitía verlo. Yo tenía 7 años. Mi esposo fue presidente del Consejo Central Ejecutivo del Partido Liberal y estuvo 13 veces preso”.

    Música

    “Me gusta tanto la música de tríos como la clásica. El reggaetón es algo vergonzoso que no merece las páginas de los diarios”.

    Adornos

    “Este reloj que compré hace 25 años en Japón es la única joya que uso. Prefiero las flores al oropel”.

    Fortaleza

    “Nos educaron considerando que el llanto era una cosa muy privada y una muestra tremenda de debilidad y yo nunca he querido ser débil”.

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    Disfruta de su soledad leyendo en el estudio de su casa.

    Sus frases

    1

    “No me gusta la política. A pesar de que soy de una generación de liberales, sólo cumplo con mi deber de votar”.

    2

    “Yo soy muy india, no me quite los frijoles porque me mata, no me dé jamón o pavo día tras día, porque me aburro”.

    3

    “He tenido éxitos en los negocios, pero no me entusiasma tanto como mi lucha ambiental. No me debe nada la vida, estoy realizada”.

    4

    “Mi padre se vino de Santa Rosa de Copán siendo bachiller; quien lo empezó a ayudar fue el abuelo de Rodolfo Padilla Sunseri”.

    5

    “En Nueva York, mi padre vio un carro en una vitrina y lo trajo para venderlo en Honduras. Así empezó su negocio.”

    6

    “Mi papá tenía mucho deseo de conocer Francia, entonces dispuso irse, pero regresó. Nunca hizo el viaje”.

    Su perfil

    Nombre: Gladys Fasquelle de Pastor

    Fecha de nacimiento: 8 de marzo de 1925

    Esposo: Rodolfo Pastor Zelaya, Qddg

    Hijos: Rodolfo Pastor, Renee Isabel, Daisy Cristiana y Héctor Rodrigo, Qddg

    Trabajo: Presidenta de la Fundación Héctor Rodrigo Pastor Fasquelle

    Al vuelo

    Un libro: La Biblia

    Una canción: Las de tríos

    Un color: Verde

    Un carro: Senior

    Un defecto: Furiosa

    Dios: Creador de la naturaleza

    Honduras: Amor

    Viaje inolvidable: India

    Periodista: Un apóstol

    Dinero: Banal

    Sueño realizado: su familia