En los 840 kilómetros cuadrados que mide el municipio de San Pedro Sula, existen alrededor de treinta mil solares baldíos enmontados que se han vuelto productores a granel de zancudos con la peligrosa enfermedad.
Pese a que el 35% de las colonias han sido fumigadas, abatizadas y se han eliminado criaderos de zancudo, la realidad que se refleja en las salas de emergencia de los hospitales Mario Rivas y Seguro Social indican que los esfuerzos no han valido de mucho.
A diario ingresa un promedio de quince enfermos sospechosos de dengue al Rivas. El aumento de casos no se detiene, elevando las probabilidades de que en esta ciudad ocurra lo mismo que en Tegucigalpa adonde se reporta el 85% de los casos de dengue confirmados hasta la fecha y al menos 16 de los 31 decesos que se registran.
Basureros, la gran amenaza
Aunque según el departamento de Desechos Sólidos de la comuna sampedrana, a diario se recogen alrededor de 700 toneladas de basura en la ciudad entre botaderos clandestinos, basura generada por el barrido y los desechos domiciliarios, las autoridades ven que ésta es la mayor amenaza en la ciudad.
La epidemióloga de la Región Metropolitana, Daisy Suazo, afirma que los botaderos clandestinos localizados principalmente en bordos como Esquipulas, Las Brisas y Río Blanco, son permanentes criaderos que no abonan a la lucha contra la epidemia.
“La Municipalidad los limpia, pero a los tres días están llenos de basura y con las lluvias de nuevo se llenan de larvas de zancudo”.
Señaló además que el mayor obstáculo que han encontrado desde que comenzó la emergencia es la apatía de algunos sampedranos en determinadas colonias, principalmente en las de clase media alta quienes no colaboran con el personal de salud.