La feligresía católica en San Pedro Sula revivió la pasión de Cristo en cada uno de los vía crucis parroquiales en los que se recordó el sufrimiento de Jesús camino al Calvario.
Los sampedranos madrugaron para participar en las procesiones. El de la parroquia San Pedro Apóstol comenzó en la catedral y recorrió la primera calle hasta llegar a la avenida Júnior, subió la siete calle pasando por el instituto María Auxiliadora y luego retornó a la catedral donde se realizó la decimoquinta estación.
El obispo Ángel Garachana dirigió un mensaje de Viernes Santo. “Jesús es condenado a muerte” fue la primera estación en la que los feligreses pidieron por todos los jueces del país para que no se vendan a la corrupción y para que el Ministerio Público, los cuerpos policiales y militares y todos los encargados de los presidios de Honduras hagan su trabajo correctamente sin que se dejen comprar.
Un padrenuestro y un avemaría se escuchaban en cada una de las estaciones en las que la gente pedía con fe y con la esperanza de que el calvario de los pobres de Honduras termine algún día.
“Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados”, respondían los fieles a las peticiones que realizaban y donde se recordaba que miles de hondureños ya no soportan la falta de medicamentos.
También pedían por la pesada cruz de todos los que hacen largas filas para reclamar antecedentes policiales.
En la segunda estación, donde Jesús carga la cruz, los feligreses clamaron para que los empresarios paguen salarios justos a sus empleados.
Con la tercera estación se rememoró la caída de Jesús por primera vez. La petición fue por todos los buseros, taxistas, ayudantes y comerciantes que han caído en manos de los extorsionadores que roban sus ganancias. En la cuarta estación, Jesús encuentra a su madre, se rogó porque el Señor dé fortaleza a las familias hondureñas que han perdido a un familiar a causa de la violencia que impera en el país y por las madres que han sufrido la partida de sus hijos migrantes en busca del “sueño americano”. Así, una a una hasta que se recorrieron las 15 estaciones, los fieles clamaron por un alto a la impunidad, el cese a la violencia, más oportunidades para los pobres y el combate a la corrupción.
Devoción
Hombres, mujeres, niños y, en su mayoría, adultos mayores recorrieron cada estación que fue representada con cuadros alusivos a la realidad nacional. “Somos iglesia y el poder de la oración es grande. Por fe podemos hacer que nuestro país cambie y el vía crucis nos sirve para recordar que Jesús murió por nosotros”, dijo Carolina Mendoza, residente del barrio Santa Anita.
El obispo Ángel Garachana confirmó la afluencia de fieles católicos. “Los sampedranos han acudido a realizar el vía crucis y a acompañar al Señor en el recorrido de la cruz, un camino que recorrió por nosotros y que nos invita a seguir sus pasos. Jesús dijo que si alguien quiere ser su discípulo, que cargue su cruz y lo siga; pero a veces la vemos como castigo o algo negativo y la cruz del Señor es salvación, liberación y redención y todos tenemos nuestra cruz y la llevamos unidos al Señor, y por amor a Él será una cruz llena de esperanza y sentido”.
Monseñor manifestó que la pasión de Jesucristo es seguida por hombres y mujeres que hoy sufren enfermedad, violencia, extorsión e injusticia.
“Acompañando la pasión del Señor hemos querido recordar a aquellos que sufren y renovar el deseo como iglesia de acompañar a los pobres, de vivir esa unción preferencial. Por ello queremos ser una iglesia samaritana y cirinea”, refirió Garachana.