San Pedro Sula, Honduras.
Una alcantarilla sin tapadera no es un problema simple. Conductores que no conocen la zona corren el riesgo de caer en ella y lesionarse o dañar sus vehículos.
Otra situación que causa es que algunas personas las usan como basureros y los desechos que vierten crean obstrucción en el paso de las aguas negras.
Allan René Aguilar, propietario de un taller de mecánica en la 27 calle, segunda avenida B, del barrio La Guardia, relata cómo los accidentes son constantes en esta área a causa de esa alcantarilla sin tapadera.
“Nosotros que pasamos aquí todos los días solo escuchamos cuando los carros se golpean”, expresa.
Comenta que, desde hace 10 días, de ese hoyo se desprende un olor putrefacto.
Tiraron un animal muerto ahí dentro y no es posible que esto siga porque “ahí botan de todo”.
El inconveniente tiene alrededor de ocho meses de estar, y a pesar de que a tan solo dos cuadras abajo se encuentra la oficina de Aguas de San Pedro, el problema no se ha resuelto.
“Los vecinos de la pulpería que está arriba ya han hecho el llamado para que vengan, pero todavía no aparecen”, expone Héctor Enrique Rodríguez, empleado del taller.
Los vecinos de este barrio piden que se tomen medidas para evitar más inconvenientes a los ciudadanos.
Una alcantarilla sin tapadera no es un problema simple. Conductores que no conocen la zona corren el riesgo de caer en ella y lesionarse o dañar sus vehículos.
Otra situación que causa es que algunas personas las usan como basureros y los desechos que vierten crean obstrucción en el paso de las aguas negras.
Allan René Aguilar, propietario de un taller de mecánica en la 27 calle, segunda avenida B, del barrio La Guardia, relata cómo los accidentes son constantes en esta área a causa de esa alcantarilla sin tapadera.
“Nosotros que pasamos aquí todos los días solo escuchamos cuando los carros se golpean”, expresa.
Comenta que, desde hace 10 días, de ese hoyo se desprende un olor putrefacto.
Tiraron un animal muerto ahí dentro y no es posible que esto siga porque “ahí botan de todo”.
El inconveniente tiene alrededor de ocho meses de estar, y a pesar de que a tan solo dos cuadras abajo se encuentra la oficina de Aguas de San Pedro, el problema no se ha resuelto.
“Los vecinos de la pulpería que está arriba ya han hecho el llamado para que vengan, pero todavía no aparecen”, expone Héctor Enrique Rodríguez, empleado del taller.
Los vecinos de este barrio piden que se tomen medidas para evitar más inconvenientes a los ciudadanos.