La deficiencia del sistema sanitario en la zona fronteriza con El Salvador queda demostrada a diario, ya que cientos de hondureños acuden a los hospitales del hermano país para recibir tratamiento médico.
Las largas distancias para encontrar un centro de salud y el mejor trato que reciben han hecho que algunos catrachos incluso finjan ser salvadoreños para que los médicos los atiendan. Un reportaje del diario digital La Página revela cómo se las ingenian los catrachos para mejorar su salud.
Los que más recurren a los centros asistenciales del vecino país son los pobladores de municipios sureños como La Virtud, Mapulaca, Virginia, San Francisco, Piraera, Gualcinse, Candelaria y Santa Cruz.
“Nos queda más cerca el hospital nacional de Sensuntepeque que los hospitales hondureños, nunca nos dejan de atender, nos dan medicamentos y nos dejan citas para consultas”, dice Amalia Martínez.
Según autoridades del hospital nacional de Sensuntepeque, hasta la semana pasada se ha atendido a 422 pacientes hondureños, aunque la cifra puede ser mayor o el doble, ya que muchos dicen que son salvadoreños porque creen que de esa forma se les priorizará la atención.Los hondureños acuden por infecciones respiratorias, enfermedades parasitarias, hipertensión crónica, migrañas, gastritis y control prenatal. Incluso muchos niños nacen en El Salvador, pero se los llevan a Honduras para asentarlos en su país.
Las estadísticas indican que los pacientes más frecuentes llegan desde Gualcinse, Candelaria, Mapulaca, Virginia San Andrés del departamento de Lempira.
“Hemos hecho operaciones y hasta hemos hecho traslados de estos pacientes a hospitales de San Salvador cuando se presentan casos de emergencia”, dijo un doctor del hospital de Sensuntepeque.
En hamacas y sobre puente
En la zona fronteriza entre Victoria (Cabañas) y Mapulaca (Honduras), donde se atraviesa el río Lempa pasando por el puente colgante, es común ver que los enfermos son trasladados cargándolos en hamacas desde lugares inhóspitos de municipios del departamento de Lempira hacia el cantón San Pedro, donde hay transporte para Victoria o Sensuntepeque.
Ahora los hondureños tienen la opción de usar el puente vehicular construido a unos 200 metros arriba de donde está el colgante, donde se les facilita tener acceso inmediato para hacer transacciones comerciales y buscar medicamentos y tratamiento médico.
A pesar de cargar a los pacientes en hamacas, para los hondureños es más factible ir a Cabañas que visitar el hospital nacional hondureño más cercano, pues las calles de acceso están en peores condiciones o no existen y además la distancia es un factor que los afecta.