El pontífice ha diversificado sus mensajes en su periplo por el continente. En Guayaquil, “lo que más emocionó fue su descripción de la función de la familia y sus referencias a la Virgen María”, afirmó Piechestein. A Bazán le sorprendió “su conocimiento de la realidad boliviana”.
Ambos coinciden en valorar el alto impacto espiritual de la visita entre los asistentes. “No es lo mismo verlo por la televisión que percibir toda su ternura y fortaleza en vivo. Eso acerca mucho más el mensaje a la gente”, afirmó Bazán. Desde Ecuador coinciden en este punto de vista, aunque advierten que ahora toca trabajar para que no se pierda ese impacto. “La visita nos permitió escuchar ese mensaje. Ahora es nuestra responsabilidad analizar el grueso de sus palabras y transmitirlas en su plenitud para que los feligreses puedan asimilarlas y, entre todos, propiciar el cambio real que pretende Francisco”, afirmó Piechestein.
El párroco ecuatoriano considera que los momentos que quedarán más marcados en la memoria de los ecuatorianos serán actos “sencillos y emocionantes” como su encuentro con una catequista de 85 años con 60 de experiencia predicando la palabra de Dios a los niños. Al terminar su discurso, emocionada, Francisco se le acercó y le preguntó: “¿Ochenta y cinco años?” “Sí”, contestó la señora. Y el pontífice preguntó: “¿Por qué no me da la receta?”, lo que originó las risas y aplausos de los asistentes.
Lo que más impactó en Bolivia fue la disculpa por los crímenes cometidos por la Iglesia durante la conquista de América Latina. “Fueron unas palabras de una lucidez espectacular”, rememoró Bazán, quien destacó, además, que pese a los retrasos por problemas de organización y las dificultades físicas del papa, este no canceló ni acortó ninguno de los numerosos actos que tenía agendados en el país andino.
Impacto económico
La visita de Francisco ha sido positiva en términos espirituales, pero también tiene repercusiones más mundanas. La gira latinoamericana del Papa podría dejar unos 450 millones de dólares en los tres países anfitriones. El economista ecuatoriano Wilson Araque consideró que “para ser objetivos debemos esperar unos días”, aunque calculó unas ganancias de 120 millones de dólares para el país. Una cantidad similar ($122.8 millones) calcula el Ministerio de Culturas y Turismo boliviano. En Paraguay, las valoraciones se mueven entre los 150 y 200 millones, un poco mayores porque se espera una peregrinación gigante de argentinos para escuchar a “su” Papa.
Araque afirma, sin embargo, que dar cuentas del valor económico limitándolo a la visita es injusto, ya que “esta es un enorme escaparate hacia el mundo, que nos posiciona en el panorama mundial, siendo una publicidad gratuita de incalculable valor. Durante tres días todo el mundo habló de Ecuador, eso será muy bueno para el turismo”, añadió.