19/04/2024
09:59 PM

Utila, al rescate de los buceadores de langosta

Organizaciones internacionales capacitan a langosteros para evitar muertes por síndrome de descompresión. Expandir el programa a La Mosquitia, los Cayos y La Ceiba costará L7 millones

Utila, Islas de la Bahía

Cientos de buceadores hondureños arriesgan su vida sumergiéndose en las profundidades del mar Caribe para buscar las codiciadas langostas, que se han convertido en el único sostén de sus familias.

1,300
buceadores de langosta han sido afectados, algunos paralizados por el síndrome de descompresión desde 1980, según la Asociación Misquita Hondureña de Buzos Lisiados.
Al menos 18 buceadores murieron a causa del síndrome de descompresión, también conocido como la enfermedad del buzo, durante la temporada de pesca 2018, según datos de la Asociación Misquita Hondureña de Buzos Lisiados.

Uno de estos buceadores murió a pocos metros de la cámara hiperbárica en Utila, Islas de la Bahía, donde organizaciones locales e internacionales decidieron unirse para buscar una solución y evitar que los pescadores hondureños sufran esta enfermedad que consiste en la formación de burbujas de nitrógeno proveniente de gases disueltos en los tejidos, al producirse una reducción de la presión ambiental, que puede causar parálisis o la muerte.

Mario René Reyes conoce de primera mano los efectos de la descompresión. Este buceador de 48 años, con más de 30 años de experiencia, sufrió un accidente hace un año y todavía sufre las consecuencias.

“Estaba buceando a unos 120 pies de profundidad cuando sentí que mi regulador no dejaba pasar el aire, se había tapado por el sucio. Miré hacia arriba y me dije ‘tengo que salir’, así que comencé a nadar, es una experiencia horrible”, relató el buceador originario de La Ceiba.

Foto: La Prensa

Los buceadores de langosta de los Cayos de Utila participaron en un programa piloto, patrocinado por organizaciones locales e internacionales para recibir capacitaciones sobre la mortal enfermedad que afecta a miles de langosteros en el Caribe de Honduras.
Por salvar su vida, Reyes rompió una de las reglas básicas de buceo que desconocía por completo. “Si un buzo asciende rápidamente, el nitrógeno disuelto en los tejidos pasa a formar burbujas que pueden bloquear el flujo sanguíneo. Dependiendo de la profundidad, es necesario hacer distintas pausas antes de llegar a la superficie”, explicó el doctor Cornelio Corrales, quien trató a decenas de buceadores afectados por este síndrome en Utila.

Dos horas después de llegar al cayo para descargar el producto, Reyes comenzó a sufrir los síntomas. “Sentí que mis pies se estaban poniendo pesados y después ya no podía caminar. Cuando llegue a la cámara hiperbárica las burbujas ya se habían extendido por mi columna”, recordó.

Mario recibió 15 sesiones de tratamiento para “limpiar el nitrógeno” de los tejidos.

Programa piloto

“La cámara hiperbárica está aquí para tratar los diferentes accidentes de buceadores, incluyendo a los turistas y los buceadores de langosta”, afirmó Kisty Engel, cofundadora del Centro de Investigación Océanica y del Tiburón Ballena (WSORC) y el Utila Hyperbaric Chamber y Trauma Center.

“Uno de los mayores retos que hemos enfrentado es el costoso tratamiento de los buceadores de langosta que vienen al centro, así que diseñamos un plan para evitar que sufran este tipo de accidentes mientras bucean”, agregó.

Foto: La Prensa

Al menos 18 buceadores murieron a causa del síndrome de descompresión en 2018.
El WSORC convocó a la Red de Alerta de Buceadores (DAN, por sus siglas en inglés) y la Asociación Profesional de Instructores de Buceo (Padi), para patrocinar el Programa de Buceadores de Langosta de Utila, con el fin de capacitar a los langosteros y proveerles equipo moderno y seguro.

El buceo de langosta es de lo que vivimos, no hay más fuente de empleo.

Mario Reyes, buceador de langosta

“El entrenamiento se basa en la teoría detrás del buceo, las medidas de seguridad en las profundidades. También les enseñamos sobre la enfermedad de descompresión, los primeros auxilios y qué hacer en caso de emergencia cuando se encuentren en el mar”, explicó Andrea Izaguirre, instructora de buceo del programa piloto.

La primera fase del curso logró certificar a 24 buceadores de los cayos de Utila y para este año esperan alcanzar a otras 150 personas. “Tenemos una lista de espera y buscamos en el futuro extender este programa a La Mosquitia, Cayos Cochinos, La Ceiba, Guanaja y Roatán para beneficiar a cientos de buceadores”, destacó el coordinador del programa Bogdan Stadniciuc. Al finalizar el curso, los buzos reciben su certificación Padi en aguas abiertas, primeros auxilios y su licencia de pesca del pez león tras recibir un taller sobre este depredador de los arrecifes.

Foto: La Prensa

Financiamiento

Pese a que la industria langostera en Honduras reportó ingresos de más de 1,000 millones de lempiras en 2017, el presupuesto del programa es el principal obstáculo que enfrentan sus fundadores.

“Trataremos de certificar otros 150 buceadores este año si encontramos el financiamiento para el programa. Nos gustaría que el Gobierno de Honduras vea los beneficios del entrenamiento a los langosteros y colabore con el proyecto. Tenemos una propuesta en el Congreso y estamos a la espera de una respuesta”, subrayó Engel.

La propuesta fue presentada por el diputado del Partido Libertad y Refundación (Libre) Jorge Cálix y contempla un presupuesto de $306,334.50 (unos 7 millones de lempiras) que incluye las certificaciones y el equipo de buceo para los langosteros. “Este programa es muy importante, aprendimos las medidas de seguridad en el buceo y los límites a los que debemos llegar”, destaca Reyes, que tras varias terapias volvió a caminar y regresó al mar en busca de langostas, la única forma que conoce de “ganarse la vida”.

Foto: La Prensa


Los langosteros reciben licencias para la pesca de esta especie, cuyo filete es muy cotizado

El pez león, nueva fuente de ingreso para buceadores
La pesca del pez león, una especie invasora que se está propagando rápidamente por el Mar Caribe, se encuentra en auge en Utila y se presenta como una nueva fuente de ingreso para los buceadores de langosta.

El Centro de Investigación Oceánica de la Ballena Azul (WSORC) diseñó un programa de contención en el que participan estudiantes extranjeros y buceadores locales para diezmar la población de este pez carnívoro que causa estragos en los arrecifes. “El pez león es una especie invasiva en el Caribe.

Tratamos de remover cuantos podemos, pero su erradicación total es bastante improbable porque se reproducen muy rápido y es un buen depredador”, señaló Isabella Simões, coordinadora de investigación del WSORC, que facilita el proceso de licencias de pesca. “Sacamos diariamente entre 15 o 20 peces león, es una buena fuente de ingreso especialmente cuando cierra la veda de langosta”, expresó Edward Clemson, un buceador de 48 años que vende la libra a 100 lempiras. Su carne, de una textura y un sabor exquisito, es muy cotizada en los restaurantes de la zona.