Tal es la sensación que provoca en el visitante la Casa Fortín en Yuscarán. Un aire de tiempos pasados corren por entre las gruesas paredes y amplios salones. Desvanecidos frescos adornan todavía esta o aquella pared y es imposible recorrer la edificación sin dejar de pensar en todos los grandes y pequeños acontecimientos que dieron vida, alguna vez, a la señorial construcción.
La Casa Fortín se encuentra en la antigua Calle del Comercio, en pleno centro de la cabecera departamental del departamento de El Paraíso.
Se supone que su construcción comenzó a principios del siglo XIX y perteneció a la otrora poderosa familia Fortín Ordóñez, eje económico y social de Yuscarán durante muchos años.
El inmueble consta de dos pisos. El primero estaba dedicado a las actividades económicas de la familia: tienda, bodega y oficinas. En la segunda planta estaban las habitaciones personales, cocina, comedor, terraza y cuatro grandes salones.
Uno de los detalles más llamativos que el viajero encuentra en este segundo nivel son los murales pintados en los pasillos exteriores.
Evocando, tal vez, pasajes agradables en la vida de la familia, las pinturas fueron realizadas en un estilo bastante ingenuo y nos muestran viajes en barco a través de tranquilas bahías o recorridos en tren por entre altas montañas y verdes prados.
Aunque la firma del autor se ha perdido, no es disparatado pensar que fueron realizadas por algún pariente con inclinaciones artísticas y que fueron el orgullo del clan.
La riqueza de los Fortín Ordóñez, al igual que la bonanza del resto de la ciudad, provenía de las ricas minas que dieron fama a la población.
Todavía hoy, de acuerdo con don óscar Lezama, popular personaje del pueblo y protector de la Casa, se pueden contar más de cincuenta bocaminas en los alrededores.
Desafortunadamente, como dice la canción, todo lo que comienza termina.
Las compañías mineras terminaron por abandonar la ciudad y con ellas se fueron muchos de sus habitantes.
La Casa Fortín fue perdiendo prestancia hasta el punto de quedar prácticamente vacía.
Durante la administración de don Víctor Cáceres Lara como secretario de Estado en el Despacho de Cultura, la familia Fortín otorgó el traspaso del inmueble al Instituto Hondureño de Antropología e Historia.
En 1999 se restauró la estructura y se convirtió en Casa de la Cultura de Yuscarán.
En la actualidad, los viajeros encuentran en la Casa Fortín diversas actividades culturales y en sus salones, distintas asociaciones de la zona realizan sus reuniones para beneficio comunitario.
Una razón adicional para visitar este pequeño pueblito cuyo centro está catalogado como Monumento Histórico de la Nación.
¿Dónde comer y dormir?
Yuscarán es un pueblito pequeño y muy pintoresco. Nunca me he quedado a dormir allí, pero don óscar Lezama me recomendó el Hotel Colonial, ubicado justo frente al parque central.
Agua caliente, televisión y un buen servicio es lo que don óscar me aseguró. Aire acondicionado no se necesita en Yuscarán, se lo puedo asegurar. Y si de alimentos de trata, el hotel también es una buena oferta.
Tel. 8973-5091