A sus 95 años, Manuela Castillo Hernández, una maestra que ofreció una vida entera a la educación pública del país, lamentó que el Gobierno le haya incumplido por un año entero con el pago de su jubilación.
Sentada en la silla de la sala de una de sus entrañables amigas, la maestra confió a LA PRENSA las dificultades que ha tenido que enfrentar luego de un año sin obtener ningún ingreso que le ayude a subsistir.
Manuela nació en Santa Rosa de Copán en 1918, pero por cuestiones de trabajo se mudó al municipio de Santa Rita, adonde laboró como docente por 30 años consecutivos.
La señora aseguró que nunca tuvo hijos y que luego de servir como maestra, razones de salud la obligaron a retirarse por medio de una jubilación. “Siempre recibía mi sueldito puntualmente, pero fue en 2011 que esto cambió y los pagos los empezaron a hacer cada seis meses. Pero esta situación ha empeorado porque desde el año pasado no he recibido ningún pago y como una persona mayor dependo de ese dinero”, lamentó.
Dijo que “es una injusticia, paso muy deprimida y sobre todo preocupada porque soy una mujer sola que debo tener aunque sea algo para comprarme mis medicinas de la presión y para comer”.
Pagos irregulares
Sonia Miranda es quien se ha encargada de cuidar de la maestra en los últimos años. Miranda explicó que han agotado contactos, han ido al Inprema en Santa Rosa y en Tegucigalpa, pero únicamente les dicen que no se han hecho los pagos y que quienes no se jubilaron con el Inprema sino con el gobierno, recibirán el pago de forma irregular.
La anciana explicó que cuando se jubiló aun no se había conformado el Instituto Nacional de Previsión del Magisterio (Inprema); no obstante, esa situación no le había generado ningún problema hasta ahora.
La maestra debe recibir una jubilación de poco más de ocho mil lempiras cada mes y su número de afiliación al Inprema es 18 050 450.