20/05/2025
01:08 PM

Jóvenes debutan en drogas desde los trece años

No importa si sus padres no les dan permiso para salir, ellos buscan la forma de escaparse y salir con sus “amigos” a vagar y no sólo a eso.

Los recientes carnavales que se han llevado a cabo a lo largo de todo el territorio nacional han dejado como evidencia que existe un gran descontrol y descuido por parte de las autoridades y familiares con respecto al comportamiento actual de los jóvenes.

Cae la noche de fin de semana y llega la excusa perfecta para que el adolescente salga a la calle y libere toda esa curiosidad que le invade por querer saber qué se siente al probar una cerveza, un trago, y hasta incluso otro tipo de drogas que pueden ser más dañinas para su organismo.

No importa si sus padres no les dan permiso para salir, ellos buscan la forma de escaparse y salir con sus “amigos” a vagar y no sólo a eso. Para ellos ya no es una odisea conseguir la entrada a una discoteca o bar de la ciudad.

Tampoco lo es conseguir alcohol u otra sustancia alucinógena. Lo primero porque en la mayoría de negocios los expenden sin restricciones y lo segundo porque la cocaína es vendida incluso en las afueras de muchos centros de diversión.

Cualquier fiesta, concierto o actividad es la excusa perfecta para que se origine el desenfreno juvenil.

Gran cantidad de “canciones de moda” y sus mensajes invitan al sexo en las pistas o en cualquier lugar que se preste para danzar.

Estudios

En los estudios más recientes realizados por el Instituto Hondureño para la Prevención del Alcoholismo, Drogadicción y Farmacodependencia, Ihadfa, se revelan datos sorprendentes.

En el último efectuado a estudiantes entre los 12 y 18 años se descubrió que más del 40% de los entrevistados manifestaron haber consumido licor alguna vez en su vida, el 43.9% en los varones y un 41.1% del sexo femenino.

Estas investigaciones también revelaron que estudiantes de los institutos privados consumen más alcohol que los de los colegios públicos.

Los estudios sobre el consumo de otras drogas como la marihuana y la cocaína revelan que un 6.2% de los colegiales las han probado y que algunos lo hacen desde los 14 años. Otras drogas inhalantes hay algunos que las usan desde los 13.

En cuanto a la magnitud de consumo se encontró que existe un mayor uso entre los estudiantes varones en casi todas las drogas, a excepción del consumo de tranquilizantes y estimulantes, cuyo consumo es mayor en el sexo femenino.

El estudio también revela que los estudiantes de institutos de carácter privado presentan una mayor prevalencia de vida en el consumo de drogas legales e ilegales, a excepción de los solventes o inhalantes, donde la prevalencia del consumo es mayor en los colegios públicos.

Joel Matute, investigador de Ihadfa, explicó que los análisis del instituto evidencian que el consumo de licor y cigarrillos es social y muy aceptado por muchas familias, existiendo una amplia disponibilidad de estas drogas legales en diferentes bacolonias, aumentando el riesgo de su consumo por parte de los niños y jóvenes por su alta vulnerabilidad.

“Sólo hemos realizado cuatro estudios en estos últimos años y estamos preparando una investigación para Cortés que nos dé resultados más completos de esta zona”, agregó.

Los padres y el Estado

Ihadfa cree que la solución para esta problemática donde la juventud del país es la que está en riesgo es tarea de los padres de familia y del Estado porque se deben reforzar los sistemas de control de productos químicos y sustancias farmacéuticas de uso controlado, así como regular la publicidad de cigarrillos y bebidas alcohólicas a menores de edad, controlar el acceso de los jóvenes a los medios tecnológicos y de comunicación, implementando sanciones para lograr el cumplimiento de las disposiciones legales contempladas en la ley.

La tercera es la vencida para Ángelo

Ángelo es un jóven capitalino de 22 años que se introdujo en el mundo de las drogas a la temprana edad de los trece años. Empezó consumiendo bebidas alcohólicas, luego cigarrillos y más adelante sus vicios crecerían probando la cocaína, marihuana y hasta incluso diluyente de pintura.

“Me escapé de mi casa porque me criticaban, empecé a juntarme con gente igual o peor que yo y llegué a delinquir para poder mantener mis vicios. Llevaba mi vida dominada por mis antojos sin saber el daño que me hacía”, confesó Ángelo.El joven contó que su padre y demás familiares hablaron con él para convencerlo que era un adicto a las drogas y que necesitaba ayuda profesional. Fue ingresado a un centro de rehabilitación en su ciudad en dos ocasiones y en esas mismas oportunidades recayó en las adicciones.

La tercera es la vencida para Ángelo y su familia, qué decidieron trasladarlo a un centro de rehabilitación en San Pedro Sula.

El joven declaró que el cambio de ambiente le ha servido para bien; pero ahora que ya se siente del todo rehabilitado teme por su vida, ya que al salir del centro podría volverse a encontrar con las malas personas de su pasado.