San Pedro Sula, Honduras.
El acceso a la salud pública es un tema sensible entre los sampedranos por las carencias en todo el sistema y aún más complicado para los privados de libertad.
No obstante, dentro de sus limitaciones, la clínica interna del Centro Penal de San Pedro Sula está incluido en la Región Metropolitana de Salud como una de las redes de servicio. “Abastecemos al presidio de medicamentos e insumos para que puedan atender a las personas que se enferman adentro. Hay un médico y una enfermera que trabajan en esa clínica”, expresa Lucy Aguilar, jefa de las redes de servicio.
Aguilar añade que los problemas de salud más frecuentes entre los reos son las infecciones intestinales, tuberculosis, problemas respiratorios y en la piel que empeoran por el hacinamiento que hay en el lugar.
“Con enfermedades controladas tenemos 34 privados de libertad en tratamiento de tuberculosis que reciben su medicamento a diario y a 13 afectados con VIH que tienen sus antirretrovirales”, detalla Aguilar.
La Región hace intervenciones frecuentes de limpieza, fumigación y pruebas de la salubridad en el agua para evitar grandes contagios. Además, abrieron un pequeño laboratorio para hacer exámenes a los reos.
Pedro Rivera, director del presidio, refiere que ellos tienen un vehículo para el traslado de reos que están graves al hospital Mario Rivas, donde son atendidos, pero estos siempre son custodiados por elementos policiales, incluso si necesitan quedar hospitalizados.
“Tenemos un buen enlace entre la clínica del penal y la Región de Salud para tener un mejor control de las enfermedades”.
El acceso a la salud pública es un tema sensible entre los sampedranos por las carencias en todo el sistema y aún más complicado para los privados de libertad.
No obstante, dentro de sus limitaciones, la clínica interna del Centro Penal de San Pedro Sula está incluido en la Región Metropolitana de Salud como una de las redes de servicio. “Abastecemos al presidio de medicamentos e insumos para que puedan atender a las personas que se enferman adentro. Hay un médico y una enfermera que trabajan en esa clínica”, expresa Lucy Aguilar, jefa de las redes de servicio.
Aguilar añade que los problemas de salud más frecuentes entre los reos son las infecciones intestinales, tuberculosis, problemas respiratorios y en la piel que empeoran por el hacinamiento que hay en el lugar.
“Con enfermedades controladas tenemos 34 privados de libertad en tratamiento de tuberculosis que reciben su medicamento a diario y a 13 afectados con VIH que tienen sus antirretrovirales”, detalla Aguilar.
La Región hace intervenciones frecuentes de limpieza, fumigación y pruebas de la salubridad en el agua para evitar grandes contagios. Además, abrieron un pequeño laboratorio para hacer exámenes a los reos.
Pedro Rivera, director del presidio, refiere que ellos tienen un vehículo para el traslado de reos que están graves al hospital Mario Rivas, donde son atendidos, pero estos siempre son custodiados por elementos policiales, incluso si necesitan quedar hospitalizados.
“Tenemos un buen enlace entre la clínica del penal y la Región de Salud para tener un mejor control de las enfermedades”.