Su piel quemada por el sol contrasta con el camuflaje pintado en su rostro y el verde de la fatiga que viste. Tiene 18 años y apenas seis meses de pertenecer a las Fuerzas Armadas de Honduras, pero el lema de honor, lealtad y sacrificio ya tiene un gran valor en su vida.
Arnaldo Gómez, 18, emigró de Santa Elena, La Paz, buscando un mejor porvenir para él y su familia. Cursó su primaria y durante su niñez y adolescencia se dedicó a trabajar en el campo.
“Allá trabajaba en la agricultura, era un campesino que ganaba un jornal diario”, dice Gómez. La urgencia de mejorar sus ingresos lo trajo a la ciudad en busca de un trabajo, aunque confiesa que su sueño era convertirse en soldado.
Consiguió una oportunidad y fue aceptado en la 105 Brigada de Infantería. Su sueño estaba a punto de cumplirse. Allí, Arnaldo cambió su pantalón raído, su sombrero de palma y su camisa manga larga por una fatiga. Dejó el machete y el azadón y aprendió a manejar el fusil, su inseparable compañero hoy.
Su vida cambió, hoy recibe un salario mínimo mensual con el que ayuda a su familia enviándole giros para su sustento.
Portando orgulloso su fusil, cargando su mochila y calzando botas de combate, el soldado dice que está allí para servir a la patria.
No ignora el conflicto histórico que atraviesa Honduras y muy decidido dice: “En este momento dificil del país estamos para servir a la patria”.
Una labor invaluable
Su historia de sacrificio y esfuerzo se repite para decenas de ciudadanos que ingresan en las Fuerzas Armadas y se convierten en soldados. Algunos se retiran, pero otros escalan posiciones aprovechando su tiempo y las oportunidades que les brinda el instituto militar. La institución está fortalecida y los beneficios que ofrece han originado una avalancha, hasta el punto de que los batallones del país han aceptado más personas del límite normal. “No podemos decir que no a los ciudadanos que quieren servir a la patria”, dice el comandante de la 105 Brigada, Edgardo Isaula.
Arnaldo tendrá hoy un día diferente junto con sus compañeros. En todo Honduras se conmemorará el Día del Soldado y el nacimiento del general Francisco Morazán. Ellos celebrarán su día en los predios de sus instituciones. Con su papel en la crisis política, los militares se han ganado el cariño de la ciudadanía.
Personas como María Rosales muestran agradecimiento con los verde olivo porque gracias a ellos logró obtener cuatro pintas de sangre para su madre. “La labor de los soldados va más allá de cargar un fusil. Participan activamente en campañas de donaciones de sangre, reforestación, sustituyendo a las enfermeras cuando hay huelgas en los hospitales y son los primeros en estar presentes en las emergencias”, dice el jefe militar Edgardo Isaula.
También resaltó la labor de los miembros de la Fuerza Aérea y de la Naval y aprovechó para felicitarlos en este día. “Ellos también son soldados y realizan una gran labor”. Hoy habrá condecoraciones en la 105 Brigada en una ceremonia interna en que gritarán su lema: “Honor, lealtad y sacrificio”.
Un homenaje a Francisco Morazán
En el calendario cívico hondureño, el 3 de octubre se celebra el Día del Soldado en homenaje al general Francisco Morazán, cuya gloria se agranda con el paso del tiempo. Morazán fue un militar insigne y un eminente estadista, propulsor y defensor del republicanismo liberal, de la democracia y de la unión centroamericana.
La magnitud de la obra morazánica no podría reducirse a su genio militar, que fue incomparable en muchos aspectos, incluso por ser autodidacta, pues su pensamiento y su actuación política lo colocan entre los grandes hombres de su época, cuya influencia abarca al continente americano. Su proyecto de la unión centroamericana por el que sacrificó hasta su vida sigue siendo hoy la tarea más urgente para los pueblos de Centroamérica. Morazán, como militar, es el comandante en jefe del Ejército Protector de la Ley, héroe de grandes batallas, siempre respetuoso de la ley, enemigo de la dictadura y teniendo como su objetivo la unión de los pueblos de América Central.
En la capital hubo condecoraciones
Tegucigalpa. Las Fuerzas Armadas celebraron ayer el Día del Soldado.
La fecha fue propicia para entregar condecoraciones y reconocimientos a los soldados y al personal auxiliar que se ha destacado en el desempeño de sus funciones en el último año.
'Éste es un día muy especial, ya que se consagra el día del soldado valiente, figura ilustre, un profesional disciplinado que le dio gloria y honra a la patria, así como a la patria centroamericana', dijo el jefe del Estado Mayor Conjunto, Romeo Vásquez Velásquez, en referencia al general Francisco Morazán.
Hizo una reflexión y dijo que en la institución militar hay gente valiente y sincera, que antepone o subordina cualquier interés grupal o personal en favor de los intereses de la patria.
Opinó que todas las cosas que han sucedido en este país y que nos tienen en una crisis política tienen un propósito: que Honduras se reencuentre, que tenga la oportunidad de generar los cambios necesarios para seguir adelante. Y la demostración más importante es que hay una institución que ha permanecido fuertemente unida.