Por octava vez, en un período comprendido entre 1999 y 2024, Honduras ocupará el próximo enero la presidencia pro tempore del Sistema de Integración Centroamericana (Sica), un cargo que ha perdido relevancia en la región frente a los grandes desafíos que la asfixian.
En la 78 período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (septiembre de 2023), la mandataria Xiomara Castro anunció que asumirá la presidencia del máximo organismo y prometió impulsar la integración desde ese cargo.
“El año próximo asumiré la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) y del Sistema de Integración Centroamericana (Sica). Esto comprende la patria grande, aquellos que soñaron los libertadores y los que luchamos por la unidad de América del Sur, de América Central, el Caribe y México. Hoy me propongo a abrir los espacios de diálogo entre nosotros para formular propuestas que resuelvan los desafíos que enfrenta nuestra región”, dijo.
Sin embargo, Castro tendrá que sortear muchas barreras. El Reglamento de la Presidencia Pro tempore del Sica establece atribuciones específicas al Estado que ejerce esa función y condiciona su accionar dentro de una agenda previamente establecida con los miembros plenos del sistema (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Belice y República Dominicana).
Antecedente
En la última década, entre 2013 y 2023, 22 jefes de Estado pasaron por ese cargo sin alcanzar resultados que impacten de manera general en la población de más de 61 millones de habitantes de este bloque. En este lapso, los presidentes nunca lograron una agenda realmente común por las diferencias ideológicas, intereses personales y hasta por egomanía, según analistas consultados por Diario LA PRENSA.
Para Renzo Rosal, exdirector de Incidencia Política de la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, “la presidencia pro tempore del Sica podría tener un papel más sustantivo, más relevante y no meramente simbólico. En la práctica, ha caído en esta segunda opción”.
“Es un espacio sumamente valioso para llevar a cabo agendas sustantivas, por ejemplo, para potenciar la institucionalidad regional, abordar con mayor seriedad los problemas regionales vinculadas a la protección medioambiental, criminalidad compleja, los flujos migratoria. La presidencia pro tempore podría direccionar la institucionalidad regional, muchos de los esfuerzos y los financiamientos en función de agendas que contribuyan al desarrollo de la región. Pero en la realidad, ese espacio es bastante irrelevante por quienes están a cargo”, dijo Rosal a Diario LA PRENSA.
Actualidad
Desde el 27 de junio, Félix Ulloa, vicepresidente de El Salvador, en representación de ese Estado, recibió de manos del primer ministro de Belice, John Briceño, la presidencia pro tempore para un período de seis meses (culminará en diciembre). Desde entonces, él, y no el presidente Nayib Bukele, ha dirigido reuniones, foros y cumbres.
A juicio de este politólogo, ese fenómeno tiene una explicación: “en la región tenemos muchos presidentes de un corte mediocre, no les interesa estar en espacios que no les reditúan beneficios económicos, show, culto a la personalidad (...). La presidencia del Sica debería tener una dimensión política con elementos técnicos, pero eso no les gusta, es algo para lo cual no tienen capacidades y, segundo, no les va a redituar los incentivos a los cuales quisieran tener acceso”.
3 claves del cargo
1- La presidencia es rotatoria en Sica Los diferentes estados de Sica ocupan la presidencia por un semestre. Este cargo es asignado de manera rotatoria según el orden geográfico del mapa.
2- La presidencia dirige reuniones Según el reglamento, la presidenta Xiomara Castro podrá organizar, preparar y dirigir las reuniones de presidentes, ordinarias o extraordinarias.
3- Debe presentar agenda de trabajo Al asumir el cargo, Castro debe presentar un calendario de actividades del semestre correspondiente, para la consideración de los Estados Parte.
“Félix Ulloa está a la sombra de Bukele. Bukele no solo es el presidente en términos reales, sino la figura que opaca cualquier otra que esté a su lado, incluyendo la del vicepresidente; entonces, Félix Ulloa no solo tiene un papel marginal en la conducción política de El salvador, sino que esta se traslada al seno del Sica. Es un presidente del Sica que no tiene fuerza política y no tiene de dónde asirse, de dónde establecer los elementos que le permitan ejercer con autoridad y cierta autonomía la presidencia del Sica. No va hacer algo en el Sica que opaque a Bukele”, dijo.
El débil papel de la presidencia actual quedó en evidencia en las primeras dos semanas de octubre, cuando Costa Rica y Honduras mantuvieron una controversia diplomática por la aplicación de visas. Ambos estados pusieron final a las diferencias sin el acompañamiento del máximo órgano de la integración.
La disputa entre ambos países ha puesto en evidencia que en este momento el Sica carece de un plan y una estrategia común para encarar en bloque el narcotráfico, la inseguridad, violencia y la ola migratoria procedente de América del Sur, Asia y África.
Este año, por ejemplo, Panamá lucha de manera solitaria para frenar el ingreso de migrantes en El Darién; Costa Rica le impuso una visa a Honduras por razones de seguridad; Nicaragua, por ley, cobra $50 por visa fronteriza a extranjeros que no son de Centroamérica y de esta manera permite el ingreso vía área de asiáticos y africanos y recibe decenas de vuelos semanales procedentes de Haití. En contraste, El Salvador impuso esta semana una tarifa de $1,000 a ciudadanos de 57 nacionalidades que deseen ingresar y salir con destino a Estados Unidos.
“Lamentablemente, las cancillerías no juegan un papel importante en asesorar a los presidentes pro tempore. La secretaría del Sica también es un órgano poco operativo, opera en función de quien está como presidente”, dijo Rosal.
