01/05/2024
05:57 PM

'Ser forense en Honduras fue como pasar de zapato a caite”

Denis Castro Bobadilla, es Médico en Ciencias Forenses, abogado en Derecho Penal, Derechos Humanos y candidato a diputado del partido Alianza Patriótica.

Tegucigalpa, Honduras.

Fue el primer médico de Centroamérica graduado con especialidad en Medicina Forense, se desempeñó como director de Medicina Forense de la Corte Suprema de Justicia de Honduras por más de 40 años, es profesor de derecho penal en varias universidades de Honduras y en el extranjero, es Denis Castro Bobadilla, quien se ha desempeñado en la investigación forense en el país.

¿Adónde nació?

Nací en San Pedro Sula, allá por los años cincuenta, mi padre era de Colinas, Santa Bárbara, y mi madre de Tegucigalpa.

¿Quiénes eran sus padres?

Mi abuelo se llamaba Irene Castro, el primer alcalde de Colinas. Mi madre, María Erlinda Bobadilla de Castro, era hija del general Abelardo H. Bobadilla, de San Pedro Sula.

¿Está casado?

Sí, me casé y tengo dos hijas que estudian y viven en Estados Unidos, mi esposa viene seguido, pero pasa más tiempo con mis hijas.

¿Cuál es su pasatiempo?

Es leer. Devoro todos los libros que se me ponen enfrente, en casa hay más de 12,000 libros diseminados en cada rincón, me levanto leyendo y me acuesto leyendo, es mi pasatiempo.

¿Adónde cursó sus estudios?

La primaria en Buenos Aires, Argentina, por razones estrictamente familiares nos trasladamos para allá, ahí me crié. Después acá en Honduras estudié Medicina, antes eran de 10 años los cursos, bastante difícil porque antes se compraban libros, no había fotocopiadoras ni faxes ni todas esas cosas.

¿Adónde se graduó de médico forense?

Estudié tres años en la Universidad de Costa Rica, adonde me gradué con honores en Ciencias Forenses, ahí tenían un programa de intercambio con la Universidad de Miami y la oficina Forense en el Condado de Dade, ahí permanecí más de un año y luego volví a Honduras.

¿Cuándo empezó a ejercer su carrera forense?

En 1985 me visitó el presidente de la Corte de aquella época, don Francisco Salomón Jiménez Castro, me hizo una oferta, y pasar del sistema judicial de Costa Rica, que es el sexto más prestigioso del mundo (pues el sistema judicial de Costa Rica es sólido, fuerte, garantista, tan científico) y pasar a uno como es el de Honduras fue como pasar de zapato a caite.

¿Cómo ha sido su experiencia como médico forense?

Tuve buenas experiencias como director de Medicina Forense en casos que hoy forman parte de la historia triste de Honduras, pues tuve que luchar contra la Dirección de Investigación Nacional, que incluso tenían el descaro de ir a quitar con sus propias llaves las chachas de los muertos que aparecían con un balazo en la cabeza allá por el Cerro de Hula.

¿También es abogado?

Estudié Derecho Penal en Honduras, como antes daban orientación, y también estudié Derechos Humanos a través de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

¿Cuál fue su experiencia en el Poder Judicial?

Fui asesor consultor forense del Poder Judicial desde 1985 hasta 2014. Me retiré por la puerta de enfrente con carta de agradecimiento del que era presidente de la Corte en ese entonces, el abogado Rivera Aviles.

¿Ha hecho docencia?

Fui profesor universitario en la Autónoma de Honduras, en El Salvador, Costa Rica, en Aguas Calientes, Tijuana, Durango, en México, en la Universidad California International, en la Universidad Católica de Chile, en la Universidad de Buenos Aires, y la Universidad Nacional de Montevideo en Uruguay.

¿Cómo compara a Honduras con otros países en medicina forense?

En comparación con Costa Rica, la medicina forense y la aplicación de las leyes en Honduras es como pasar de zapato a caite.

¿Su experiencia y preparación?

No es fácil para juicios orales, pues la conformación correcta es la que yo realicé, tengo dos carreras universitarias, dos de pregrado y dos títulos de postgrado, he escrito cuatro libros, uno es Compendio de Medicina Forense, el cual se agotó, Sexología Forense que también se agotó, Psicogénesis Delictiva, Derecho Médico, publicado en Argentina y también en Uruguay.

¿Qué casos importantes trató como médico forense?

El de la escritora Clementina Suárez, ella fue golpeada, y murió a consecuencia de múltiples contusiones que le fueron provocadas, estuvo conectada con aparatos que la mantenían viva, pero sus parientes decidieron desconectarla.

¿Qué opina del caso de Kevin Solórzano?

Me siento avergonzado de la postura que ha tomado el Ministerio Público, en cuanto a este caso me da vergüenza. Es el peor fracaso judicial en Honduras porque no admiten el estudio de las pruebas que existen y que se nieguen a tomarlas en cuenta, es el peor estudio pericial de la justicia hondureña.

¿En qué otros casos se han dado malos dictámenes en Honduras?

Se han dado casos como el de doña Berta Cáceres, entre tantos crímenes que se han dado en Honduras, es espeluznante. Si hay institución que le debe tanta impunidad en Honduras es la Policía de Investigación junto con el servicio forense nacional, ambas instituciones por su misma incapacidad y la forma administrativa son responsables en la impunidad criminal en Honduras.

¿A qué partido político pertenece, fue liberal?

Nunca pertenecí a ningún partido político, trabajé con todos los Gobiernos, por el bien del pueblo no importa de quién, sino para el beneficio de la mayoría, por la justicia.

¿Se está postulando como diputado por el partido Alianza Patriótica?

Para ayudar a las personas de la tercera edad, a que se les dé un trato justo, no la caridad que les da el Estado en sus pensiones de miseria; para revisar la ley de Tránsito; para apoyar a los más necesitados, para trabajar por que la justicia sea igual para todos.

¿Qué opina de la criminalidad en Honduras?

Aquí se dan más de 60,000 robos al año y nadie responde por eso, es tan deficiente la investigación de Honduras que nadie sabe quién se roba las tapaderas de drenaje de las calles de las ciudades y tenemos 10 organizaciones investigativas y nunca se dan cuenta de nada, tomen nota de ahí. Acá la justicia es solo para favorecer a los grandes y perjudicar como siempre a los más desposeídos.