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Tristeza en la feligresía sampedrana por la muerte del padre Juan Regal

  • 01 febrero 2018 /

El sacerdote Juan Regal llegó a Honduras desde hace más de 50 años.

San Pedro Sula, Honduras.

La feligresía católica está de luto por la muerte del padre Juan Regal, misionero de origen belga y que sirvió en la Diócesis de San Pedro Sula por más de 48 años. El párroco murió la noche del miércoles en esta ciudad.

Regal, fue un activo sacerdote que apoyó durante muchos años en la parroquía San Vicente de Paúl y en la iglesia San Felipe donde tras su tiempo de servicio se ganó el cariño y amistad de los católicos.

'Pidamos a Dios, Padre misericordioso, que conceda al padre Juan la plenitud de la vida y del amor en Jesucristo resucitado, de cuyo sacerdocio participó en esta tierra. Encomendemos también en nuestra oración a la familia Regal, que viven en Bélgica, para que el Señor les conceda su consuelo y su paz', escribió Ángel Garachana, obispo de la Diócesis San Pedro Apóstol.

Formación

La primaria la hizo en una escuela católica y la secundaria en un instituto diocesano y toda la formación fue en base a la religión y la disciplina.

En el bachillerato le gustaba la enseñanza, la aviación y el sacerdocio por todos los ejemplos que había tenido y al final se decidió por el seminario.

Además de su gran personalidad, el padre Juan es un políglota. Habla seis idiomas: flamenco, francés, alemán, inglés, italiano, español.

Goza de buen aspecto y salud estable y recuerda que en 1957 ingresó al seminario y en ese momento ya estaba en vigencia un decreto del papa Pío XII que pedía que hubieran sacerdotes diocesanos para reforzar América Latina y eso llamó su atención.

“Hice dos años de seminario y filosofía y la universidad para teología. En 1971 vine a Honduras directamente al obispado. Ayudaba al obispo en lo que podía y siempre me ha gustado apoyar a jóvenes trabajadores pero lo deje después del huracán Fifí”.

Larga trayectoria

A sus 73 años, nunca se imaginó llegar a esta edad porque enfrentó muchos peligros en Guatemala, El Salvador y Nicaragua por ser asesor de la Juventud Obrera Católica.

“Mi país es Honduras desde tiempo”, expresaba pese a que en Bélgica dejó a cuatro hermanos, a los cuales veía con regularidad.

Su lema de vida es 'la unidad en la fe y en la caridad, eso es lo que caracteriza a la Iglesia Católica'. 'Soy diocesano y estoy al servicio del obispo”.

Siempre decía que si volviera a nacer escogería la misma vida y a San Pedro Sula como su ciudad para desarrollar un sacerdocio impecable al servicio de la comunidad.