En cuestión de carreteras hay buenas y malas noticias para los hondureños que planean salir a divertirse o pasar el Feriado Morazánico con sus familiares en sus lugares de origen.
Empecemos por las buenas. Si ya pensó en salir a pasear la otra semana y su ruta es para el occidente del país, ya sea Santa Bárbara, Copán, Ocotepeque o Lempira y todo ese corredor, la construcción de la CA-4 ya casi se completa, aunque hay varios tramos pendientes.
En la actualidad se finalizan trabajos de pintura y terminación de bordillos en el subtramo 1 Naco-Quimistán , justo entre las comunidades de El Tablón y La Ceibita, que era lo pendiente. Esa parte ya está señalizada y lista, se han instalado casetas para las paradas de buses y se ha colocado señalización, por lo que no debe significar un inconveniente para los viajeros.
Más adelante de Quimistán, entre La Flecha y Macuelizo, ahí sí se llegan a formar filas, ya que hay maquinaria trabajando y obras en construcción. Lo mismo sucede en el subtramo 3, que va de Sula a La Entrada, Copán, trabajos a cargo del contratista William y Molina. Aunque hay obras en algunos puntos de los 27.9 km de este tramo previsto para finalizar en octubre, los trabajadores se mantienen en la cuesta de El Manguito, cerca de la comunidad de Callejones.
Se supo por los trabajadores que la compañía les dará todo el Feriado Morazánico, por lo que las obras se detendrán. Quedará señalizado para precaución de los viajeros.

Se calcula que los tres tramos del proyecto de Naco a La Entrada están avanzados en un 85%, y aunque las filas son menos que al inicio, vale la pena tomar en cuenta los posibles atrasos y anticipar unas dos horas la salida a su destino.
Otro importante proyecto que está en ejecución y conduce a uno de los destinos favoritos de los viajeros del Feriado Morazánico es el del municipio de La Campa, Lempira.
Según Darwin Reyes, presidente del comité propavimentación carretera que conduce desde Gracias hacia La Campa, el avance del proyecto es de un 90% en la vía de dos carriles. Lo que falta es completar como aceras y los accesos en cada una de las urbanizaciones, así como las plataformas en los tres puentes.
El más grande ya está construido. Esta arteria, que une a los municipios de la mancomunidad de Colosuca (Belén, Gracias, San Manuel de Colohete, San Marcos de Caiquín y San Sebastián), cuesta casi 300 millones de lempiras y mide 15.2 kilómetros. Ese corredor produce al año cerca de 500,000 quintales de café y lleva a hermosos pueblos turísticos llenos de historia.
“No estamos buscando dañar la imagen de ningún gobierno, sea local o sea un gobierno central, aquí lo único que queremos son respuestas de nuestra carretera”.

Con cuidado a La Esperanza
Si su destino es la región central, La Esperanza, Intibucá, por ejemplo, sepa que ahí hay serios problemas con la carretera, pero desde Jesús de Otoro a la cabecera. El tramo Siguatepeque-Otoro fue concluido.
Javier García, representante de la sociedad civil de La Esperanza, junto con otros exponentes del municipio denunciaron el pasado jueves 26 el abandono del proyecto desde hace un mes. Señala que de cara al feriado, esto es de mucha preocupación porque la carretera no está lista.
La obra en algunos tramos tiene partes de un solo un carril, y el otro no, y hay partes que ni asfalto tienen. “La compañía Prodecon hasta se llevó la maquinaria y el único personal que quedaba, que era el que daba vía, también se fue”, lamentó.

En un acto público leyeron un pronunciamiento para denunciar esa situación.
“El pueblo de Intibucá, La Esperanza y Jesús de Otoro ha sido engañado y menospreciado por demasiado tiempo. La construcción de la carretera que conecta nuestras comunidades vital para el desarrollo social y económico de la región ha sido abandonada y relegada a promesas vacías. Nos negamos a aceptar más excusas y engaños”.
Por esa razón demandaron la reactivación urgente de las obras de construcción, una auditoría pública independiente que esclarezca el destino de los fondos asignados y sanciones claras para aquellos que hayan permitido la dilatación injustificada de la obra.
“Si no se obtiene una respuesta satisfactoria y rápida, se tomarán medidas de presión más severas, incluyendo movilizaciones y bloqueos en la región. Ya basta de engaños. Nuestra paciencia se ha agotado. No nos callaremos más”, advirtieron.

En respuesta, y tras ser abordado por esta situación en el Congreso Nacional, el ministro de la Secretaría de Infraestructura y Transporte (SIT), Octavio Pineda, admitió que la presidenta Xiomara Castro lo cuestionó sobre la paralización de la carretera entre Otoro y La Esperanza, y también reconoció que es cierto que la obra está detenida porque como secretaría les adeudan más de 160 millones de lempiras solamente de esa obra.
“Recibí la llamada estando acá, estaba conmigo el diputado Sarmiento cuando me llamó la presidenta y me dijo: ‘¿cómo estamos con eso? Tienen (contratos) F-01 próximos a pagarse, y ahí nomás me lanzó con el ministro Cristian Duarte. Y está el compromiso de pagar por finanzas los F-01. Y yo hablé con ellos para que el día de mañana o pasado (viernes-sábado) ya puedan reactivar ese proyecto y seguirlo en curso. Siempre está el fantasma en La Esperanza de que el proyecto nunca llega hasta ese lugar, sino que queda en Otoro, sobre todo en esos lugares donde hay ciertas fallas (...) Ese proyecto lo vamos a seguir y lo vamos a concluir porque sí está presupuestado. Son temas de flujo económicos que ahorita los estamos resolviendo”.
Litoral y Yoro
También debe ir con precaución si se dirige al litoral. Aunque casi toda la vía se encuentra aceptable, hay partes donde los baches pueden representar un peligro. Para el caso, entre El Progreso y Tela entre el kilómetro 70 y 95 hay baches.

De La Ceiba a Colón, los tramos en mal estado se localizan de Jutiapa a Planes, y desde la posta de Planes hasta Sabá, donde también hay baches grandes y peligrosos, y aunque han bacheado, las lluvias continúan deteriorando el pavimento, transparencia absoluta en todas las fases del proyecto.
En otro corredor, en la carretera a Yoro, nada ha cambiado en los 17 kilómetros que van desde El Medio a la cabecera departamental, que son los más destruidos de esa vía. La carretera casi ha desaparecido y apenas llueve cada hoyo se vuelve un peligro porque se llena de agua lluvia.
En tanto, los tramos que la comunidad misma reparó con cemento gracias a colectas también han empezado a dañarse, sin contar que cada vez que hay fuertes tormentas, hay tramos proclives a deslizamientos, dejando a los conductores incomunicados por varias horas.
Para Omoa y Puerto Cortés, las carreteras también están en muy buenas condiciones. Si viaja de noche, sí hay tramos muy oscuros.