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El pánico, el otro aliado del cáncer

  • Actualizado: 28 enero 2007 /

800 personas mueren al año por cáncer. Conocer esa cifra y pensar que se puede ser parte de las estadísticas es una carga muy pesada para llevarla solo.

800 personas mueren al año por cáncer. Conocer esa cifra y pensar que se puede ser parte de las estadísticas es una carga muy pesada para llevarla solo.

Por ello, instituciones pioneras en el país proporcionan tratamiento psicológico para enfrentar la enfermedad o la muerte.

El personal especializado orienta al paciente desde cuando se le detecta el mal hasta que se recupera.

Asiste a sus parientes y también procura que el paciente en la etapa terminal acepte su fin.

El mayor problema es que desde que la enfermedad es detectada, la mayoría da por hecho que morirá, causando estrés y ansiedad en ellos mismos y en su familia.

Brenda Pineda es una experimentada sicóloga, quien lleva varios años atendiendo a los pacientes con cáncer en el centro Enma Romero de Callejas.

Su trabajo es convertirse en amiga y confidente de los pacientes y su familia.

El primer temor

Todos los especialistas concuerdan en que la detección temprana de la enfermedad es la mejor arma para combatirla.

Precisamente el miedo es uno de los peores enemigos de los hondureños, confirma la experta.

“La concienciación debería empezar desde la escuela, para que esos chequeos se hagan de rutina, como algo normal, sin que provoque estrés”, dijo.

Los especialistas señalan que el pánico de la gente en someterse al examen para conocer si padecen la enfermedad es uno de los principales aliados del cáncer.

Las etapas

Pineda explica que, al momento del diagnóstico, la persona experimenta sorpresa, después dudas y confusiones y luego pierde las esperanzas de vivir.

Entonces intervienen los profesionales, quienes logran hacerle comprender que se puede recuperar, trabajando íntegramenrte con el médico, las enfermeras, los trabajadores sociales y el sicólogo, de modo que el paciente esté informado de cada acción que se realiza en su cuerpo.

La primera impresión

Los especialistas explican que es importante darse tiempo para asimilar el diagnóstico.

Durante este período es importante solicitar del médico la información necesaria para entender claramente la enfermedad y los tratamientos que se administrarán.

Rodearse de los seres queridos facilita el enfrentamiento a una realidad que suele ser difícil de asumir.

También es importante expresar lo que se siente.

Ello podrá aliviarle y ofrecerá a las personas del entorno una oportunidad para apoyar.

“Se puede utilizar la terapia individual y en algún momento se usa apoyo farmacológico”, manifestó.

En el tratamiento

Durante la fase de tratamiento, el enfermo generalmente sufre cambios importantes en sus actividades y en su vida.

Quizás se vea obligado a interrumpir su actividad profesional o sus responsabilidades domésticas, indicó Pineda.

En algunos casos, los efectos secundarios de la quimio y la radioterapia y las visitas frecuentes al hospital alteran las relaciones con la familia y con los amigos.

Algunas de las reacciones psicológicas más frecuentes durante la administración del tratamiento son: depresión, ansiedad, hostilidad, culpabilidad, impotencia, náuseas, vómitos y afectación de las relaciones familiares.

Es importante que las personas que estarán más cerca del paciente acudan al psicólogo para entender esos cambios.

Una tercera parte de las personas que reciben quimioterapia experimenta náuseas y vómitos “anticipatorios” o antes de recibir el tratamiento.

Frecuentemente, les avergüenza informar al personal médico o a sus familiares de estas reacciones por considerarlas una señal de “locura” o de debilidad.

Sin embargo, este fenómeno se produce como consecuencia de un proceso de aprendizaje a través del cual todo aquello que se asocia con la administración del tratamiento -por ejemplo, el olor del hospital- puede producir síntomas similares a los que éste provoca después del tratamiento, náuseas y vómitos.

Sobrevivir

Una vez superado el mal, inicia la etapa de supervivencia. Generalmente, se tiende a considerar que el enfermo debe sentirse feliz de haberlo finalizado.

Mientras esto es así para muchos pacientes, algunos experimentan otros sentimientos.

Algunos enfermos viven la finalización del tratamiento médico con enorme temor.

Para ellos, dejar de recibir dicho tratamiento supone, erróneamente, que el cáncer reaparecerá más fácilmente.

Temen también que si reapareciera no se diagnosticaría a tiempo, pues las revisiones médicas están ahora más distanciadas.

En el Síndrome de Damocles, el paciente relaciona cualquier síntoma físico, incluso un dolor de cabeza, con la enfermedad y le produce exagerada angustia.

Es común en esta etapa.

También la alteración de la imagen corporal producirá secuelas.

La mastectomía en las mujeres es una de las más comunes y difíciles de superar.

En otras ocasiones, el superviviente experimenta dificultades en sus relaciones sexuales a raíz de la enfermedad o del tratamiento.

El estrés, la depresión o la ansiedad pueden interferir con un funcionamiento sexual satisfactorio, reduciendo la libido o interfiriendo en el rendimiento sexual.

De regreso

Algunos supervivientes describen una gran presión del entorno por reincorporarse a sus actividades del modo como las llevaban a cabo antes del diagnóstico.

La familia proyecta sus propios deseos de ver al enfermo totalmente recuperado nada más finalizar el tratamiento, los amigos esperan que el paciente vuelva a retomar sus relaciones sociales y los compañeros de trabajo se preguntan cuándo se incorporará a su actividad profesional.

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Incluir a los familiares de los pacientes con cáncer en las terapias es primordial en su recuperación, pues entienden la enfermedad.

A pesar de los deseos del paciente por reintegrarse laboral, familiar y socialmente lo antes posible, esto no siempre ocurre.

El cansancio y otros efectos secundarios lo impiden.

Es necesario un tiempo prolongado para que el enfermo consiga una recuperación física y psicológica plena, indican los especialistas.

Son muchas las diferencias en cómo las personas que han padecido un cáncer enfrentan la vida nuevamente.

Para unos ha sido una experiencia devastadora, mientras otros aseguran que les ha ayudado a disfrutar y apreciar más las pequeñas cosas de la vida.

Sin embargo, el logro es el mismo: ganaron la guerra a la muerte.

Así lo revelaron

Un estudio de la Universidad de Granada, España, reveló que la depresión es la principal causa del empeoramiento de la calidad de vida de los enfermos oncológicos.

El estrés aumenta la producción de hormonas como cortisol, adrenalina y noradrenalina, produce disfunción del sistema inmunitario y disminuye la inmunidad celular.

Un tratamiento personalizado

El diagnóstico de un cáncer puede producir cambios psicológicos importantes en el paciente y en su familia, dependiendo del tipo de tumor diagnosticado, de los tratamientos, de sus sistemas de apoyo, del estilo de cada uno para afrontar los problemas de la vida y de un sinfín de factores más.

El cáncer tendrá efectos psicológicos diferentes según la edad del paciente.

En un adulto puede suponer una interrupción temporal de sus actividades, generando sentimientos de impotencia y depresión.

En un niño supondrá una interrupción en la actividad escolar.

Además, los trastornos del aprendizaje, dificultad de concentración y ausencia escolar.

El paciente puede experimentar una angustia de separación que interfiera en su reinserción o sentimientos de vergüenza intensos al verse diferente a sus compañeros.

Por ejemplo, cuando sufre alopecia o algún otro cambio en su imagen corporal.

Por ello, la experiencia con el cáncer es muy personal, afecta a cada paciente y a cada familia de un modo diferente y de ahí la importancia de una guía profesional.

Cuando lo volverán

Flora Duarte, directora del centro Enma Romero, dijo que el cuidado paliativo es el tratamiento que se da al paciente en el período terminal de la vida.

Con ayuda médica se le enseña a aceptar la muerte como parte de la vida.

“Cuando tratamos con medicamentos, cirugía, radio y quimioterapia, y hormonas y llegamos a una encrucijada al final del camino, entonces se le da calidad de vida”, explicó.

Esa calidad de vida final, según Duarte, pueden ser horas, días o semanas, y para eso deben estar preparados la familia y el paciente, para aceptar la muerte y que no haya sufrimiento.

Se debe aliviar los síntomas y dar medicamentos para el dolor, los cuales evitan que el paciente sufra”, concluyó.

Cifras

50%

De las mujeres

Que se enferman de cáncer lo padecen en el cuello uterino, y representa el 40 por ciento de los tumores malignos.

27

De cada 100 mil

Padecen cáncer de mama en Centroamérica, mientras 8 de cada 100 mil mueren por esa causa.

5

Tipos

Son más comunes en los hombres: de estómago, piel, tráquea-pulmón, ganglio linfático y próstata.

Tipos de cáncer más tratados

1991 2001

Sexo Femenino Masculino Femenino Masculino

Cuello uterino Piel Cuello uterino Estómago Mama Tráquea-pulmón Mama Piel Piel Ganglio linfático Tráqueapulmón Tráquea-pul. Ovario Estómago Estómago Ganglio linfát. Estómago Pene Piel Próstata

En una comparación entre los cánceres que se atendían en el hospital San Felipe en 1991 y luego en 2001, se establece que en 1991 la mujer no padecía con frecuencia de cáncer de tráquea-pulmón, pero en 2001 se convierte en la tercera causa, debido al hábito de fumar, según expertos.

Atención entre 2001 y 2001

1991 2001

Cuello uterino 68% Cuello uterino 45% Mama 6 % Mama 9% Piel 3% Piel 6% Bronquiopulmón 3% Estómago 4% Estómago 2% Bronquio-pulmón 4%