Trinidad, Santa Bárbara, Honduras.
El tormentoso camino de Jesús rumbo al Calvario fue representado ayer con cuadros vivos que recorrieron las calles de esta ciudad occidental.
Alrededor de 55 personas escenificaron los pasajes bíblicos de la pasión y muerte de Cristo.
Miles de trinitecos y visitantes presenciaron cada una de las estaciones del viacrucis y admiraron el talento artístico de los actores sin importar el sol radiante.
Los insultos y latigazos contra el Nazareno parecían tan reales que a muchos feligreses hasta les rodaron lágrimas al imaginar el sufrimiento del Hijo de Dios.
Carlos Humberto Salinas, miembro de la Pastoral Juvenil de la Iglesia Católica de Trinidad, fue el elegido para representar a Jesús.
“Mi abuelo me lo heredó, hoy yo sigo sus pasos con la misma cruz que él empezó, solo le pido a Dios perdón por nuestros pecados y al pueblo teco le digo muchas gracias por sus aplausos y el calor humano que nos dieron bajo este intenso sol”.
Los cuadros vivos son una tradición en Trinidad, conocida como la capital de la cultura popular, y es gracias al talento y empeño del grupo artístico La Siembra, dirigido por Delmer López Moreno.
“Lo importante de este viacrucis no es recordar con tristeza lo que Jesús padeció, sino entender por qué murió y resucitó, por ello realizamos esta actividad todos los años y despierta en la comunidad un compromiso y acercamiento con Dios, especialmente estos días santos”, dijo López.
Las calles trinitecas resultaron, una vez más, insuficientes ante la cantidad de personas que llegaron desde diferentes puntos del país para revivir los cuadros vivos del Viernes Santo.
Talento
Cada una de las estaciones fue dramatizada como si se vivieran hace más de dos mil años, cuando Jesús fue aprehendido y entregado a los judíos que le gritaban traidor y pedían su crucifixión.
La dramatización revivió de manera realista y emotiva las últimas horas del Mesías en la tierra, como lo indican las Sagradas Escrituras.
“No lo consideramos un espectáculo, sino una manera de reavivar la fe y sensibilizar el corazón de los espectadores sobre la pasión y muerte del Señor”, dijo el padre Armando Rodríguez, párroco de la Iglesia Católica.
En ese sentido, los organizadores tienen el cuidado de elegir cada actor según las características físicas y emocionales de su personaje, acompañado de una preparación espiritual.
El momento más dramático y emotivo llegó en las últimas estaciones del viacrucis con la crucifixión y muerte del Hijo de Dios.
Jesús, previamente despojado de sus vestiduras y su cuerpo marcado por los azotes, fue llevado al monte del Gólgota, donde le esperaba la cruz.
La imagen del Hijo de Dios con la corona de espinas y clavado en la cruz dejó atónito al público. El sonido de cada martillazo, acompañado por desgarradores gritos, para clavarlo en el madero, subía el tono de la dramatización recordando su dolor por los pecados de la humanidad.
Los trinitecos enmudecieron cuando fue elevado en la cruz en compañía de los ladrones Dimas y Gestas emulando la postal bíblica.
El tormentoso camino de Jesús rumbo al Calvario fue representado ayer con cuadros vivos que recorrieron las calles de esta ciudad occidental.
Alrededor de 55 personas escenificaron los pasajes bíblicos de la pasión y muerte de Cristo.
Miles de trinitecos y visitantes presenciaron cada una de las estaciones del viacrucis y admiraron el talento artístico de los actores sin importar el sol radiante.
Los insultos y latigazos contra el Nazareno parecían tan reales que a muchos feligreses hasta les rodaron lágrimas al imaginar el sufrimiento del Hijo de Dios.
Carlos Humberto Salinas, miembro de la Pastoral Juvenil de la Iglesia Católica de Trinidad, fue el elegido para representar a Jesús.
 El joven Carlos Humberto Salinas encarnó el papel de Jesús.
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Los cuadros vivos son una tradición en Trinidad, conocida como la capital de la cultura popular, y es gracias al talento y empeño del grupo artístico La Siembra, dirigido por Delmer López Moreno.
 Una y otra vez, Jesús recibió los latigazos.
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Las calles trinitecas resultaron, una vez más, insuficientes ante la cantidad de personas que llegaron desde diferentes puntos del país para revivir los cuadros vivos del Viernes Santo.
 Una vez más, los jóvenes trinitecos se lucieron al representar en vivo las estaciones del viacrucis, desde el momento en que Jesús es obligado a cargar la cruz hasta su crucifixión.
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Cada una de las estaciones fue dramatizada como si se vivieran hace más de dos mil años, cuando Jesús fue aprehendido y entregado a los judíos que le gritaban traidor y pedían su crucifixión.
La dramatización revivió de manera realista y emotiva las últimas horas del Mesías en la tierra, como lo indican las Sagradas Escrituras.
“No lo consideramos un espectáculo, sino una manera de reavivar la fe y sensibilizar el corazón de los espectadores sobre la pasión y muerte del Señor”, dijo el padre Armando Rodríguez, párroco de la Iglesia Católica.
En ese sentido, los organizadores tienen el cuidado de elegir cada actor según las características físicas y emocionales de su personaje, acompañado de una preparación espiritual.
 Las escrituras relatan que camino al Gólgota, la Verónica salió al encuentro de Jesús.
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Jesús, previamente despojado de sus vestiduras y su cuerpo marcado por los azotes, fue llevado al monte del Gólgota, donde le esperaba la cruz.
La imagen del Hijo de Dios con la corona de espinas y clavado en la cruz dejó atónito al público. El sonido de cada martillazo, acompañado por desgarradores gritos, para clavarlo en el madero, subía el tono de la dramatización recordando su dolor por los pecados de la humanidad.
Los trinitecos enmudecieron cuando fue elevado en la cruz en compañía de los ladrones Dimas y Gestas emulando la postal bíblica.
 Jesús al ser crucificado.
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