La historia de abuso e intolerancia que sufrió en 2007 el hondureño Donny Reyes fue publicada ayer en la edición electrónica del diario español elmundo.es. Reyes fue detenido, encarcelado, golpeado, violado y tratado de princesita 'por su condición de homosexual', refiere el siguiente artículo.
Para Donny Reyes, pasear en libertad por Madrid es un sueño. Después del calvario que ha sufrido en Honduras por su condición de homosexual, reconoce que le dan ganas de quedarse. Pero sabe que debe volver, porque en su país hay muchas personas como él, que necesitan ayuda.
Triste historia
'En Honduras los homosexuales no somos sujetos de derechos para el Estado. No tenemos garantías sociales ni civiles y somos perseguidos por la Policía', afirma este activista, que ha sufrido la homofobia en sus carnes.
El 18 de marzo de 2007, Reyes, tesorero de la organización hondureña de defensa de las lesbianas, gays, bisexuales y transgénero Arcoiris, fue detenido arbitrariamente. Según Amnistía Internacional, seis policías le dieron el alto cuando salía con una colega de las oficinas de la asociación en Tegucigalpa y le pidieron que se identificase. Aunque lo hizo, los agentes le golpearon y le obligaron a subir al vehículo.
Luego lo llevaron a la comisaría de Comayagüela y allí el agente que lo metió en la celda anunció a los demás detenidos: 'Miren, aquí les traigo a una princesita, ya saben lo que tienen que hacer'.
A Reyes, le golpearon y violaron repetidas veces, y sólo cuando accedió a pagar 200 lempiras, al cabo de seis horas y media, quedó libre. 'Nunca olvidaré esa frase que marcó mi vida. Intento borrarla, pero es imposible', asegura.
Tres días después, denunció lo ocurrido ante el Ministerio Público y ante un alto cargo de la Policía.
También se sometió a un examen forense, para que quedara constancia de las heridas que había sufrido. Pese a las pruebas, el juez de primera instancia dictaminó que no hubo delito. 'Llegó a decirme que yo había disfrutado con lo que me hicieron', señala Reyes.
‘Antes muerto que maricón’
El agredido apeló ante la Corte Suprema, que despachó el caso con una sanción leve para uno de los policías. 'No pude contratar a un abogado porque no tenía dinero y no hay legislación que garantice mis derechos. En Honduras, muchas familias prefieren que su hijo se muera o se marche de casa antes de que sea maricón', señala.<