El fin de semana pasado estuve de visita en Gracias, Lempira. Fui a ayudar al montaje de la exposición fotográfica Tutti Frutti, una colección de imágenes de arte gráfico popular que tomé a lo largo de varios meses en las calles de diferentes ciudades del país. Y tuve la suerte, gracias al apoyo del Centro Cultural de España en Tegucigalpa, de presentar las fotografías en Casa Galeano, uno de los más agradables centros culturales del país.
Casa Galeano es como un inesperado oasis de arte y patrimonio cultural en el occidente de Honduras. Tan antigua como bella, la casa fue restaurada hace pocos años gracias al apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional y apoyo del gobierno y amigos de Gracias.
Ubicada a un costado de la iglesia de San Marcos, el inmueble goza de merecida fama por la preservación y difusión de la cultura lenca. Diferentes salas bien montadas, llevan al visitante a reconocer las características únicas de los municipios que conforman la Mancomunidad de Colosuca: La Campa, San Manuel de Colohete, San Sebastián, San Marcos de Caiquín, Gracias y Belén, todos municipios del centro del departamento de Lempira.
Unidos por la cultura lenca y un rico pasado colonial, los municipios están representados en las salas y nos permiten interpretar y aprender sobre costumbres ancestrales, como La Compostura o los Guancascos.
Máscaras, cocina tradicional, leyendas orales -como la maldición del Bulero o La Colosuca, que presta su nombre a la Mancomunidad- forman parte de la Casa Galeano, un espacio cuyos orígenes se remontan muy posiblemente a finales del siglo XIX. El inmueble, en los primeros años del siglo XX, pasó a ser propiedad de don Alberto Galeano Trejo, que fue cuando tomó el estilo actual.
Don Alberto y sus hermanas no sólo dieron vida a una casa maravillosa, sino que cultivaron y cuidaron lo que debe de ser, sin duda, uno de los primeros jardines botánicos del país.
En el patio trasero de la casa, don Alberto sembró especies de plantas nativas y exóticas, muchas de ellas traídas de Cuba, España y México. Caminar en este escenario natural es como abandonar por un momento el mundo contemporáneo para perderse en la verdadera naturaleza.
El jardín nos enseña el amor de los Galeano por la naturaleza; por otro lado, antiguos frescos en las paredes de la casa dejan entrever el nivel cultural de la familia y su amor por el arte.
Pocas son las casas en Honduras que conservan estas pinturas decorativas en sus muros. Tal vez, escenas rescatadas de experiencias familiares de aquellas épocas y que fueron pintadas para perpetuar su recuerdo.
Casa Galeano es un espacio muy agradable que deja una enseñanza. Visitarla es parte del recorrido en la turística Ruta Lenca, o cuando uno decide explorar la montaña de Celaque. Un buen motivo para visitar la colonial Gracias, especialmente cuando está presentándose por allá la exposición Tutti Frutti.