Los incendios en California dieron señas de debilitamiento tras cinco días de furia que dejaron cinco muertos hasta el jueves, cuando el presidente George W. Bush visitó la zona devastada y garantizó a las víctimas ayuda gubernamental.
'Lo primero que quiero decirle a la gente del sur de California es que son muchos los que en nuestro país se han conmovido por el calvario de nuestros compatriotas que han perdido sus casas, sus pertenencias y particularmente con aquellos que perdieron la vida', afirmó Bush en San Diego.
De su lado el gobernador Arnold Schwarzenegger indicó: 'El presidente y yo venimos de efectuar una visita conmovedora del desastre', y agradeció a Bush por haber declarado rápidamente el sur del Estado en 'zona de desastre mayor', que dio luz verde a un desembolso de ayuda federal.
Para Bush, cuyo mandato sigue marcado por no haber reaccionado a tiempo frente al huracán Katrina en 2005, con este viaje intentó mostrar que aprendió la lección: 'Los historiadores tendrá todo el tiempo necesario para comparar' la reacción ante el ciclón y en estos incendios, recalcó el presidente.
En el terreno, donde 1.400 casas y 1.820 km2 quedaron en ruinas de cenizas desde el domingo, más de 10.700 bomberos que batallan contra las llamas contaron con el apoyo del clima que hizo que disminuyeran la fuerza y las temperaturas de los vientos que, en gran parte, causaron el siniestro.
El balance de muertos pasó de tres a cinco luego de que fueran hallados el jueves los cuerpos de un hombre y una mujer quemados en una casa destruida, informó la policía de San Diego, la región más golpeada por los fuegos.
En la región de Los Angeles, los bomberos dominaron dos importantes focos en un 100 y 70% respectivamente y sus esfuerzos seguían concentrados en San Diego donde al menos 500 mil personas fueron evacuadas por el siniestro que dejó más de 1.000 millones de dólares en daños materiales.
En esta zona cercana a la frontera con México, seis incendios siguen activos y están controlados, máximo, en un 30 por ciento. Aunque miles de personas fueron autorizadas a regresar a sus casas, más de 20 mil viviendas siguen estando amenazadas por las llamas.
Los incendios de mayor envergadura en la región de San Diego destruyeron casi 800 km2 y borraron del mapa barrios enteros, especialmente en Rancho Bernardo donde sus habitantes constataron entre llantos que sus casas eran cenizas.
Desde el domingo una tormenta de 18 incendios azotó montañas, colinas y cañones amenazando urbanizaciones clase alta como en el balneario de Malibú, 30 km al oeste de Los Angeles, o residencias clase media-baja en San Diego, 200 km al sur de la megalópolis californiana.
Los bomberos - incluyendo 2.600 prisioneros entrenados para luchar contra los incendios- continúan su batalla ayudados por docenas de camiones, aviones y helicópteros cisternas. En su recorrido, las llamas dejaron hasta ahora 40 heridos, entre ellos seis indocumentados mexicanos que fueron hallados por los bomberos, uno de ellos en estado grave. Todos están hospitalizados en un centro médico estadounidense.
En el gran estadio de San Diego, el Qualcomm, convertido en un gran refugio, quedaban apenas 800 evacuados luego de que el lunes pernoctaron unas 20 mil personas: muchos abandonaron el lugar tras el anuncio de la policía de que revisaría las identificaciones y direcciones para verificar si realmente eran evacuados, según informes de medios locales.
Aunque aún las temperaturas siguen rondando los 30 grados Celcius, una particularidad en pleno otoño boreal en esta costa del Pacífico, los vientos calientes del desierto que provocaron gran parte de los incendios el domingo, disminuyeron considerablemente.
'Creo que vamos a ver mucho progreso en los próximos días', afirmó Mark Beighley experto en incendios al referirse al fenómeno meteorológico de los vientos que se han calmado. Esta es una de las crisis de incendios más grave que ha vivido California, donde en 2003, al menos 22 personas murieron y 3.000 casas así como unos 3.000 km2 quedaron en cenizas
Actualizado a las 1.40 am de hoy jueves (19.40GMT)
Miles de prisioneros de California combaten las llamas como bomberos
Miles de prisioneros de las cárceles de California están en el frente de batalla contra los incendios, decididos a reparar su deuda con la sociedad y esperando que su heroísmo les traiga una libertad anticipada y un mejor futuro lejos de las rejas.
Unos 2.600 detenidos conforman la cuarta parte de los cuerpos de bomberos que están en estos momentos luchando contra las llamas devastadoras en el sur de California, oeste de Estados Unidos, desplazados al lado de profesionales cuyo heroísmo es celebrado ampliamente por la población y los políticos desde que el domingo estalló esta tormenta de fuego.
'Da un poco de orgullo, porque uno está salvando casas y todo eso', comentó a la AFP el preso Benjamin Gonzalez, que a sus 40 años está sirviendo su cuarta temporada de incendios en California, en el marco de un programa concebido por la administración penitenciaria del Estado.
Las autoridades han formado miles de prisioneros en la lucha contra el fuego, así como en otros programas en los que colaboran con la limpieza de parques nacionales o terrenos públicos.
Algunas categorías de criminales, como los acusados de asesinato, de violaciones, pedofilia y los pandilleros, están excluidos de estos servicios al igual que los pirómanos, obviamente, encarcelados precisamente por provocar incendios en lugares públicos.
Entre los prisioneros bomberos, figuran personas condenadas por violencia doméstica, conducir bajo la influencia del alcohol o las drogas, pero por razones jurídicas, las autoridades carcelarias no divulgan las razones por las cuales cada uno de estos hombres ha sido condenado.
La principal motivación de los presos para sumarse a las filas de los bomberos es que su buen comportamiento sea tomado en cuenta a la hora de negociar una liberación anticipada, factor que pesa mucho que los 24 dólares diarios que reciben por este trabajo.
Existen casos de prisioneros que al salir de la cárcel lo primero que hicieron fue empezar a trabajar en el departamento de bomberos, según el capitán del cuerpo Bryan Lee, entrevistado por la AFP en la localidad de El Cajón, 25 km al noreste de San Diego.
Lee, de 37 años, tiene 16 años combatiendo el fuego, y en esta oportunidad está al mando de un grupo de 13 detenidos que intentan dominar el fuego 'Harris', responsable de la devastación de un suburbio al este de esta ciudad fronteriza con México, en llamas desde el lunes.
'Les hemos pedido trabajar duro, ellos esperaban trabajar duro y lo han hecho', contó Lee, antes de comentar que conoció a un ex prisionero bombero que al salir se convirtió en capitán del cuerpo bomberil.
'Me encanta trabajar para los bomberos de California, sentir estar haciendo el bien y salvar cientos de casas. Mi estadía en la cárcel pasa mucho más rápido', confesó Gonzalez.
Al lado de Gonzalez, está Mike Keene, un joven de 23 años que espera esta temporada de incendios sea su primera y última: 'Lo único que intento es regresar a mi casa y hacer mi trabajo (...) Igual es mejor que estar en una cárcel normal', afirmó Keene quien debe ser liberado a principios de 2008.
Christopher Williams, de 33 años, aseguró por su lado que ayudar a los otros lo ha ayudado a valorarse él mismo después de años dedicándose al crimen y al consumo de drogas.
'No me enorgullece haber sido arrestado, pero voy a hacer algo bueno', prometió después de una larga jornada luchando contra las llamas.
Para Williams lidiar contra el fuego es como un 'trip' de droga por 'la adrenalina que me genera. Me levanto todas las mañanas y voy a trabajar', apuntó.
Nota del día
El infierno no para
Tres muertos, 40 heridos y más de mil millones de dólares en pérdidas dejaban hasta ayer los incendios en el sur de California, donde la evacuación de más de medio millón de personas es la más importante después de los huracanes Katrina y Rita en 2005.
Tras ser calcinadas más de 170 mil hectáreas, el presidente George W. Bush llega hoy a California, declarada 'zona de desastre mayor'; 8 mil 900 bomberos siguen luchando contra 18 focos que tras estallar el domingo empezaron a amainar ayer, sobre todo en la zona de Los Ángeles.
Diez siniestros en total han sido dominados en un 50 por ciento o más, pero los recursos y la máxima capacidad de los bomberos siguen concentrados en el condado de San Diego, 200 km al sur de Los Ángeles, fronterizo con México, donde aún dos importantes focos continúan su curso devastador. 'Hasta ahora tenemos 40 heridos y tres muertos', dijo el gobernador Arnold Schwarzenegger en una conferencia de prensa.
Inmigrantes
Seis inmigrantes indocumentados, uno de ellos grave, están hospitalizados en San Diego tras intentar cruzar caminando a EUA durante los incendios, al igual que otros 200 mexicanos, informó el miércoles el Consulado de México en San Diego. 'Hay seis inmigrantes indocumentados hospitalizados, uno de ellos de 20 años grave con quemaduras de segundo grado en todo el cuerpo', dijo a la AFP el portavoz del Consulado de México en San Diego, Alberto Lozano. El joven formaba parte de un grupo que intentó cruzar caminando la frontera por el este de San Diego el lunes durante los incendios.
Mexicanos afectados
Dos incendios azotaron el norte de México y destruyeron más de 60 viviendas antes de extinguirse, indicaron el miércoles las autoridades. El comandante Gabriel Gómez Ruiz, director de protección civil del estado de Baja California, dijo que los incendios se iniciaron independientemente del fuego que azota el condado de San Diego, California. Las llamas ardieron en las ciudades de Ensenada y Tecate, en Baja California, derribando anuncios y cables.
Recuento de los daños
Costos
Sólo en San Diego, la región más golpeada por el fuego, los daños materiales ascienden a mil millones de dólares y la mayoría del medio millón de evacuados.
Colaboración
El cuerpo de bomberos contó con la ayuda de 2 mil 600 prisioneros entrenados para luchar contra los incendios en los siete condados afectados.