En una atmósfera de solemnidad y expectación, José Vicente Nácher Tatay fue ordenado como arzobispo en la arquidiócesis de Tegucigalpa.
Nácher, de 59 años, es reconocido por su carisma, compromiso con la verdad, la justicia, el amor y la libertad, además de su devoción, fue recibido entre aplausos y con mucha alegría por parte de los feligreses presentes en la ceremonia.
El ahora representante de la fe católica en Honduras se dirigió a los creyentes y les dijo que “aquí están nuestras manos abiertas para alcanzar una Honduras en la que podamos vivir con dignidad y equidad”.

La designación de Nácher como el nuevo líder de la comunidad ecuménica marca un hito importante en la historia del país porque luego de 30 años la cristiandad recibe a un nuevo representante.
El nombramiento del misionero vicentino se da por la decisión que tomó el cardenal Óscar Andrés Rodríguez, quien decidió retirarse después de tres décadas de servicio al frente de la arquidiócesis de Tegucigalpa.
El cardenal Rodríguez expresó su satisfacción por la elección de Nácher como su sucesor. En sus palabras de despedida, el sacerdote hondureño destacó la importancia de la labor que lleva la Iglesia en el país y la necesidad de trabajar juntos para edificar un futuro mejor.
“En Honduras ponemos en práctica lo que nos enseñaron en la escuela, es de bien nacidos ser agradecidos, y Honduras es un pueblo agradecido”, manifestó el cardenal Rodríguez en su discurso al recordar las ayudas de China Taiwán.
Nácher es el sexto arzobispo en presidir la arquidiócesis de Tegucigalpa.