24/04/2024
07:22 AM

Jorge Bueso Arias: 'Soy el banquero más viejo”

A los 95 años, que cumple hoy, don Jorge Bueso sigue ejerciendo sus responsabilidades al frente de su banco.

San Pedro Sula, Honduras.

El peso de sus 95 años ha acortado sus pasos, pero don Jorge Bueso Arias todavía se levanta a las seis de la mañana a hacerse al menos 30 flexiones (culucas) antes de dedicarse a sus actividades cotidianas como presidente y gerente general del Banco de Occidente.

Aunque ya comenzó a delegar sus responsabilidades en su hijo Manuel Venancio, el empresario y economista nacido en Santa Rosa de Copán sigue activo y ejerciendo control sobre las operaciones de la institución bancaria que fundó en 1951 con ahorros suyos y otros recursos de su familia.

Se siente agradecido con Dios por haberle permitido llegar a esta edad con sus facultades mentales y físicas no tan deterioradas, aunque reconoce que se cansa si camina demasiado.

Lo que le ayuda a sentirse bien son los ejercicios que hace todas las mañanas. Ya no se levanta a catar puros porque ya no es propietario de la fábrica de tabacos La Flor de Copán, pero no deja de visitarla como para no perder la costumbre, dice mientras toma a pausas una taza de café negro.

En sus tiempos de político recorrió el territorio nacional buscando el apoyo de los hondureños para ser presidente con la convicción de que el potencial económico del país estaba en la agricultura.

De haber alcanzado sus aspiraciones el país hubiese cambiado su historia y no estuviéramos soportando esta situación, opinan hondureños como el empresario Salomón López, que conocen de la rectitud, la honestidad y el espíritu de trabajo del economista.

Aparte de ello es un hombre de alta preparación académica. Luego de graduarse como licenciado en Administración de Empresas, Bueso Arias cursó estudios superiores en Luisiana State University, después de haber estado ocho meses en Londres aprendiendo inglés en un colegio jesuita.

Abrió puerta a tabaco cubano

Su deseo por desarrollar el país lo puso de manifiesto cuando fue ministro de Economía y Hacienda en la administración de Ramón Villeda Morales al facilitar la entrada del tabaco cubano que trajo nuevos aires en la expansión de este cultivo.

Bueso Arias recordó cuando varios productores cubanos de tabaco, entre ellos Jacinto Argudín, recién llegado Fidel Castro al poder, le comunicaron en clave, por si la correspondencia era violada, su deseo de venir a probar suerte a Honduras en el campo de la agricultura.

Después que les consiguió la visa para entrar a Honduras, el entonces ministro pidió a su familia que les diera todas las facilidades a los recién llegados para que hicieran sus trabajos experimentales en la Finca Santa Luz de La Entrada Copán.

“Trajeron diez libras de semilla de tabaco cubano en la valija diplomática. Quienes saben de tabaco, ya se han de imaginar cuántos acres se pueden cultivar con esa cantidad”, dijo.

Con la puerta abierta, más productores llegaron de la isla caribeña, gracias a lo cual los cultivos de la nueva variedad se extendieron hasta Danlí, El Paraíso. Por este impulso que abarcó también a los productores hondureños, actualmente unos 25 mil empleados dependen del cultivo y la industria del tabaco en el oriente y el occidente.

Ante tantos reconocimientos que le han hecho diferentes instituciones por su aporte al desarrollo económico del país, don Jorge saca a relucir su buen humor diciendo que lo hacen porque “al fin y al cabo soy el banquero más viejo”.

Acepta que la tecnología lo encontró muy tarde en su vida por eso no tiene Facebook ni Twitter. “La computadora la uso solo para escribir y el correo electrónico me lo maneja la secretaria”, confiesa. Como en sus tiempos de estudiante no había ni calculadoras, las operaciones matemáticas las sigue haciendo en forma mental.

Aunque pasa viajando de una a otra de las sucursales de su banco, por lo general permanece en su oficina de Santa Rosa de Copán, donde recibe con el mismo trato afable a todo el mundo.

Suele decir que esa es la casa de todos, por eso el banco se ha convertido en el punto de reunión de amigos y clientes que gustan conversar con él.

Su oficina es sencilla como el resto de las instalaciones que albergan las demás sucursales.

“Nuestra misión principal es servir de intermediarios entre los que tienen exceso de liquidez y desean tener su dinero en algún lugar seguro y recibir alguna renta, y quienes necesitan dinero para sus actividades”, confiesa.

No se puede escribir sobre Bueso Arias sin destacar su faceta de político y funcionario público que vivió con la misma intensidad que su profesión. Se sumó a las protestas callejeras estudiantiles de 1944 contra la dictadura. También apoyó al golpe de Estado dado por una Junta Militar en 1956 con el propósito de dar elecciones libres.

Esta misma Junta lo ratificó como secretario general del recién nombrado Consejo Nacional de Economía en el que se venía desempeñando desde 1952, primero como representante de la banca privada y luego como secretario general. Su designación debió contar primero con el visto bueno del representante del Banco Mundial.

Los sinsabores que le dejara su incursión en la política lo hicieron desistir de seguir en estas lides, a pesar de que mucha gente se lo ha pedido.

Mejor seguir en la banca

A partir de 1971 consagró su vida al banco hasta colocarlo en el lugar preponderante que tiene hoy en el Sistema Bancario Nacional.

Atribuye el crecimiento de la institución a la confianza que el público ha tenido en ella y a que siempre ha trabajado con las directrices que dieron los fundadores y la primera junta directiva, de trabajar con honestidad, cortesía y atención con equidad, pensando más que nada en servir al público.

El lema “Apoyando al pequeño de hoy, hacemos el grande de mañana”, es una realidad. “Hay muchos que comenzaron trabajando con nosotros cuando eran pequeños y ahora son verdaderamente grandes, nos sentimos satisfechos en haberlos ayudado, aunque el resultado se debe al esfuerzo de ellos, pero con el apoyo nuestro lo han podido realizar”, agrega.

De repente don Jorge corta la entrevista mientras mira su reloj. Toma su sombrero redondo de pelo que tiene en el escritorio y sale con su hijo rumbo a una reunión de la junta directiva del banco, donde los estaban esperando.