25/04/2024
02:29 AM

¿Por qué les dicen 'Patepluma”?

Ser 'patepluma' es motivo de orgullo para las personas nativas del departamento de Santa Bárbara, no es una ofensa como podrían creer quienes viven en otras regiones del país.

Ser 'patepluma' es motivo de orgullo para las personas nativas del departamento de Santa Bárbara, no es una ofensa como podrían creer quienes viven en otras regiones del país.

Patepluma es una contracción de la frase Pata de Pluma que no se sabe con certeza porqué se asocia a los vecinos de la tierra del junco, el café y las mujeres bellas.

Existen varias versiones sobre el origen de este mote. Una es que en tiempos de las guerras civiles, los santabarbarenses huían para evitar formar parte de las diferentes tropas. Eran tan veloces para correr que sus pies o patas, como se les llama en el argot popular a las extremidades inferiores, eran como plumas que se las llevaba el viento.

Habría sido el coronel de cerro, Gregorio Ferrera quien acuñó esta frase ante la negativa de los santabarbarenses de participar en las batallas.

Ferrera estaba molesto también porque había buscado infructuosamente a Enrique Aguilar Paz para que le entregara los mapas que había hecho de las zonas de guerra, pero el cartógrafo se había refugiado en la montaña La Nieve.

Posteriormente diría Aguilar Paz que no era por cobardía que huían, sino porque 'los hijos de Santa Bárbara han adquirido un mayor grado de civismo, rechazando el odio entre hermanos y profesando el amor por la paz, condición indispensable para que Honduras prospere'.

Otra historia relata que cuando don Luis Bográn fue a la Unión Postal con sede en Francia en 1878, trajo un sello para estampar las cartas con la figura de una pluma. Como el correo se hacía a pie, a los carteros comenzaron a decirles patas de pluma.

El escritor triniteco Iván Fajardo manifestó que otra de las versiones populares es que los santabarbarenses tenían fama de ser buenos escritores, a tal grado que usaban los pies como plumas para escribir.

Para él, la versión que parece más real es la que publicó Rubén Angel Rosa en su libro 'Iris'. Refiere Rosa que en Ilama hubo, hace tiempos, una aldea que se llamaba Lodo Negro habitada por un grupo de indios quienes siempre llevaban una pluma atada en el tobillo. Fue así que la gente comenzó a identificarlos como patas de pluma.

Luego el apodo se generalizó para todos los hijos de esta pródiga tierra de tradiciones y artesanías.