El primero de febrero de 2011, el precio de la tonelada de cacao llegó a $3,757 en Nueva York, esta semana cayó a $2,204. En este periodo, la cotización se desplomó en $1,553.
En el mercado internacional de materias primas, en abril de 2011, el precio de la libra de café ascendió a $299 centavos, en los últimos días bajó a $97.95 centavos. Hubo una reducción de más de $200 centavos.
Los contratos futuros del azúcar en Nueva York han corrido igual suerte: el precio de la libra pasó de $33.97 centavos (enero de 2011) a $12.18 centavos (marzo de 2018).
LEA: Ruta 504: Omoa, el otro edén del caribe hondureño, ¡visítalo!
Las cotizaciones de los commodities y otros productos agrícolas están por los suelos en un momento en que el cambio climático, con las altas temperaturas, golpea algunas plantaciones y pone en jaque la precaria economía de miles de productores.
A causa de esas adversidades, Azucena Martínez, propietaria de una plantación de café de una manzana y media de extensión en la parte alta de San Nicolás, Santa Bárbara, comienza a sufrir en carne propia “una de las crisis más grandes de los últimos años”. “Con estos precios que no sirven no ganamos nada”, dice. Según sus cálculos, “lo poco que queda es para los gastos de la casa, para comprar los cuadernos y uniformes de los niños”.
$17.10
Precio de caja de banano
La caja de banano durante 2018 mantuvo un precio mayor al de años anteriores: $16.02 (2017) y $15.05 (2016). |
“Este año cosechamos menos café, solo logramos la mitad de la cosecha de 2017, quizás por el clima.
Así como vamos, a finales de 2019 tendremos menos café porque no hay dinero para comprar fertilizantes y ojalá que la roya no nos afecte”, dice. Desde La Masica, Atlántida, en una situación menos apretada por ser socia de la empresa exportadora Agroindustrias del Atlántico, Glenda Peña observa los mercados y busca las estrategias con el ánimo de no sucumbir ante los brutales descensos de los precios.
“Los mercados no son tan justos. Los productores sentimos que el esfuerzo no es retribuido por el mercado. El sacrificio, el esfuerzo, el estrés y el riesgo es mayor a los precios que uno recibe”, dice Peña, productora de cacao y plátanos hawaianos.
CLAVES DE LA AGRICULTURA
reducción de las ventas
palma aceitera pierde fuerza
menos cajas, más dinero
Para no estar por debajo del punto de equilibro (donde no gana ni pierde), Peña ha comenzado a exportar semillas de cacao a Miami, Florida, donde “con paciencia y perseverancia” conquista pequeñas chocolateras que han sido abastecidas por exportadores de Nicaragua, Colombia y otros países.
Al enviar los embarques de semillas de cacao, evita entregarle la materia prima a un intermediario quien se quedaría con una parte del escaso margen de ganancia que le reditúa el precio.
Además de lidiar con el mercado, Peña y los productores deben enfrentarse ante los inesperados y cambiantes efectos del calentamiento global.
“Es más difícil proyectar las cosechas. Antes, por costumbre la gente sabía cuándo era postrera y primavera. Ahora está el fenómeno de El Niño y La Niña y otras variantes”, dice.
“También, el cambio climático nos aumenta los costos de producción. Por ejemplo, producimos cacao en un área donde mi papá (Gabriel Peña), hace 45 años, cultivaba sin utilizar sistema de riego. Ahora, nosotros tenemos un sistema de riego porque las plantas necesitan un nivel de humedad que el suelo no la da por su bella gracia”.
La Fundación Hondureña de Investigación Agrícola (Fhia), organización que asesora a cacaoteros, productores de banano, palma aceitera y a otros agricultores, ha detectado que el cambio climático, con sus intensos períodos de lluvia y prolongadas sequías, modifica los ciclos de las cosechas.
Roberto Tejada, gerente de comunicaciones de la Fhia, plantea que “el cambio climático es un hecho y está afectando de una manera acelerada” y cita como ejemplo el cultivo de rambután.
“Hemos visto cómo se ha alterado el período de floración del rambután. Ya no sigue el patrón que seguía seis, siete años atrás. Antes la floración se daba en abril y mayo, la producción empezaba en septiembre para terminar en diciembre y principios de enero. Ahora no, actualmente tenemos plantaciones floreciendo en julio, agosto, septiembre y lógicamente la producción se extiende hasta enero”, explica.
En la zona central, entre Comayagua y La Libertad, Roberto Enrique Soler carga una carreta tirada por una yunta de bueyes de las berenjenas desechadas en plantaciones afectadas por plagas desatadas por el calor.
“Esto ya no sirve para exportar. Hago tres viajes a la semana y le llevo estas berenjenas a las vacas que no tienen pasto porque el verano está fuerte”, advierte.