Máximo Thomsen, de 23 años, fue el acusado que más le pegó a la víctima. Los testigos describen que estaba como “enajenado” después de que, en el interior de la discoteca, hizo una seña a modo de amenaza contra Báez Sosa, a quien responsabilizó por su expulsión del boliche (bar) por parte del personal de seguridad. Las pericias corroboraron que la víctima tenía marcada su zapatilla en el maxilar inferior izquierdo y, a su vez, el calzado tenía sangre de Báez Sosa.