Así salió Ana de Armas de Cuba para convertirse en estrella de Hollywood

La actriz nominada al Premio Oscar salió de Cuba con tan solo 200 dólares.

No obstante, detrás del éxito de la latina hay una historia de superación y un pasado de carencias en su natal Cuba, país que abandonó con unos cuantos billetes en el bolsillo y un puñado de sueños por hacer sus sueños realidad.

Ana, quien personificó con maestría a Marilyn Monroe en la biopic ‘Blonde’, hecho que le valió estar nominada a mejor actriz en los recientes premios BAFTA 2023, a cuya alfombra roja arribó este 19 de febrero ataviada con un bello vestido satinado palo de rosa de Louis Vuitton, tiene una inspiradora historia de vida, en la que la tenacidad ha sido clave.

De Armas nació el 30 de abril de 1988 en Cuba, país en el que, pese a pertenecer a una familia de intelectuales de origen español, ella sufrió las carencias propias del régimen. En una pasada entrevista a la ‘Mujer Hoy”, narró cómo era su niñez.

“Se iba la luz. Comíamos huevo frito, arroz y, alguna vez, pollo”. Asimismo, recordó que heredaba la ropa de su hermano para ir al colegio.

Su padre, dijo, trabajó en todo lo imaginable, “desde teniente de alcalde de un pueblo, a director de un banco, pasando por profesor, director de escuela... y mi madre siempre se ha dedicado a los recursos humanos. Son gente muy preparada y muy culta”, relató.

Fue a los 12 años que Ana de Armas descubrió su vocación por la actuación, al ver la película ‘Matilda’; en ese momento, pese a su juventud, la ahora estrella decidió ingresar a la Escuela Nacional de Arte de Cuba.

A los 16 años, tras su debut en ‘Una rosa de Francia’, Ana de Armas hizo sus maletas y se decidió a dejar Cuba con solo 200 dólares. En ese momento, le dijo a su madre, “Cuando me quede sin dinero, volveré”.

Su arribo a Hollywood no fue directo, pues el boleto de avión que la alejó de la isla tenía como destino España, tierra natal de sus abuelos. Al poco tiempo de llegar, consiguió un papel en la exitosa serie ‘El Internado’, transmitida de 2007 a 2010. Poco después, se casó con el actor Marc Clotel, de quien se divorció en 2013, hecho que la motivó a viajar a Los Ángeles, para ponerse a estudiar inglés y buscar instalarse a Hollywood, sueño que una década después ha logrado cristalizar y que, es un hecho, seguirá perfeccionando.