Luis Suárez fue la imagen que plasmó la desolación de Uruguay. La de Diego Alonso, agitando los brazos cuando el tiempo se escapaba, ya con el tanto al borde del final de Corea del Sur ante Portugal, aún con una decena de minutos por delante para su equipo ante Ghana en el estadio Al Janoub, fue la de la incredulidad y la impotencia ante un destino severo, pero perceptible cuando empatas a nada primero y luego pierde contra Portugal.