Amistoso termina en caos: pelea entre dos selecciones que jugarán el Mundial
Lo que debía ser un simple amistoso de preparación rumbo al Mundial terminó en un escándalo.
- 16 de noviembre de 2025 a las 09:37 -
Las cámaras captaron el instante exacto en que el amistoso entre Estados Unidos y Paraguay dejó de serlo, dando paso a una de las escenas más tensas del encuentro.
Todo comenzó con una disputa aparentemente común por un saque de banda, pero el roce entre Gustavo Gómez y Alex Freeman encendió la chispa.
Los empujones iniciales se convirtieron rápidamente en un enfrentamiento directo, con ambos jugadores intercambiando palabras y gestos desafiantes.
Al ver a su compañero rodeado, Sebastian Berhalter corrió para intervenir, sumándose al altercado y elevando aún más la tensión en la cancha.
En cuestión de segundos, futbolistas de ambos equipos llegaron a la zona, creando un tumulto del que era casi imposible distinguir quién intentaba separar y quién se integraba a la discusión.
Uno de los momentos más impactantes ocurrió cuando Gustavo Gómez tomó por el cuello al portero estadounidense Matt Freese, desatando un caos absoluto.
La reacción inmediata de los jugadores norteamericanos agravó la situación, generando empujones, manotazos y un ambiente totalmente fuera de control.
Mientras los cuerpos técnicos ingresaban desesperados para calmar la pelea, los suplentes también saltaron desde los bancos, aumentando el desorden.
Freeman, protagonista del inicio del conflicto, terminó alejándose con una visible herida en la boca, con sangre y signos de inflamación que reflejaban la violencia del episodio.
Otros futbolistas presentaban golpes menores, aunque la tensión emocional superaba cualquier marca física en esos momentos.
Con gran dificultad, el árbitro y sus asistentes lograron separar a los involucrados y recuperar algo de orden luego de varios minutos de suspensión.
Con gran dificultad, el árbitro y sus asistentes lograron separar a los involucrados y recuperar algo de orden luego de varios minutos de suspensión.
En una decisión polémica, el encuentro se reanudó sin expulsiones, aunque el ambiente permanecía cargado y cada mirada parecía anticipar un nuevo choque.
El pitazo final no apagó del todo los ánimos: al dirigirse a los vestuarios, algunos jugadores retomaron las discusiones, obligando a sus compañeros a intervenir nuevamente.
Lo que debía ser un partido amistoso terminó convertido en una secuencia de imágenes que recorrieron el mundo, recordando que un simple roce puede desencadenar un escándalo en cuestión de segundos.