Quien esté libre de envidia que tire la primera piedra. En algún momento de la vida todas las personas han sido presas de este sentimiento, que de volverse patológico provoca que los individuos sufran una insatisfacción permanente y busquen la destrucción de la persona que envidian.
“Todos hemos sentido en un momento u otro alguna punzada de envidia de diversa intensidad: desde ligeros alfilerazos hasta puñaladas profundas, hirientes y desgarradoras del alma humana”, escribe Joseph Epstein, en su libro Envidia: los siete pecados capitales (Paidós). El autor explica que se trata de un sentimiento que “roe y consume a quien lo siente” y, de los siete pecados capitales es el más endémico. Lourdes Razo, psicóloga clínica y social, define la envidia como el deseo de tener lo que el otro posee. “Es un sentimiento común en todos los humanos, pero algunos lo manifiestan de manera más intensa y no lo pueden controlar, y cuando se vuelve incontrolable se busca el aniquilamiento de las personas a las que se envidia”, alerta.
¿Envidia, celos o anhelo?
Razo puntualiza que quienes no pueden controlar la envidia sufren baja autoestima, inseguridad, desconfianza y cobardía. “Estas características provocan que no puedan manejar este sentimiento. Tienen un vacío que intentan llenar arrebatándole al otro lo que le envidian, pero ya cuando lo poseen se dan cuenta de que no consiguieron llenar ese vacío y vuelven a envidiar, siempre van a estar envidiando”. Quienes experimentan envidia de manera intensa sufren mucho porque nunca están satisfechos con lo que tienen. Para Epstein es importante que se distinga entre envidia, celos y anhelo general. El autor refiere en su libro que los celos están restringidos a contextos en los que privan los asuntos del corazón, mientras que la envidia se utiliza como resentimiento que surge de la contemplación de otra persona más afortunada. Asegura que la verdadera diferencia entre envidia y celos reside en que las personas pueden estar celosas de lo que tienen, y envidiosas de lo que tienen los demás. “La envidia también debe distinguirse del anhelo general. Uno ve a personas que disfrutan magníficas comodidades sociales y desea parecerse más a ellas, codicia volver a ser joven, desea más riqueza o suspira por ser más alto, más delgado, más musculoso, menos desgarbado y más guapo en conjunto. Todo esto es anhelo. La envidia nunca es general, sino siempre muy particular”, describe.
El envidioso
El Oxford English Dictionary define la envidia como un sentimiento maligno u hostil. Es mala voluntad, malevolencia y enemistad. La describe como una actividad maligna, dañina y malévola. Dice que se trata del sentimiento de mortificación y mala voluntad ocasionada por la contemplación de las mejores condiciones que disfruta una persona.
De acuerdo con Epstein, la envidia siempre es peyorativa, por lo que este sentimiento nunca es abierto. Siempre es secreto, conspirador y oculto.
“Una malevolencia silenciosa, una hostilidad fría y secreta, un deseo impotente, un rencor oculto y mortificante... todos estos componen el núcleo de la envidia”, señala. Epstein afirma que el envidioso recurre a la ironía y muestra un excesivo desprecio por lo que no puede hacer o tener. Para Razo, una persona puede identificar si su envidia es patológica cuando es insegura en extremo, desconfía de las demás personas y no se atreve a hacer las cosas por miedo. “Se pueden dar cuenta cuando tienen una insatisfacción grande y solo están viendo lo que los demás tienen y no ven lo que ellos tienen”, precisa.
Cómo sanar
La psicóloga Razo asegura que una forma de empezar a sanar la envidia es reconocer que se sufre este sentimiento y que es incontrolable.
“Reconocerlo ayuda a que se haga el cambio, pues una de los principales rasgos de los envidiosos es que no reconocen que lo son”.
Razo recomienda asistir a terapia en caso de experimentar de manera intensa la envidia.
Según la experta, cuando las personas logran transformar este sentimiento en algo positivo en lugar de intentar destruir al otro para obtener lo que él tiene, hacen todo por obtenerlo por sus propios medios, esto causa un sentimiento de satisfacción que sirve como crecimiento personal.
Lo envidiable
De acuerdo con Joseph Epstein, autor de “Envidia: los siete pecados capitales”, las cosas más envidiables son:
1. Riqueza
2. Belleza
3. Poder
4. Talento
5. Conocimiento
6. Inteligencia
7. Buena suerte
8. Juventud
Tips para evitarlo
Si eres de las personas que sientes envidia, ya diste el primer paso a favor de tu salud mental: reconocerlo. Y para combatir este sentimiento que puede traerte estrés y generarte angustias es bueno hacer lo siguiente:
1. Haz un recuento de tus cualidades y fortalezas.
2. No te compares, esto sería sabotear tu amor propio y no reconocer que eres un ser único. Estás perdiendo el tiempo y gastando energía en vano.
3. Piensa en lo siguiente: hoy le tocó a otra persona brillar, mañana te tocará a ti.
4. Usa la envidia del lado positivo: que sea algo que te motive para lograr algo. Por ejemplo, si tu amiga logró bajar de peso ¡tú también puedes!
5. Si hay alguien a tu alrededor que siempre está queriendo resaltar sus cualidades o logros solo para hacerte sentir envidia o celos, aléjate de esa persona. Simplemente ella también tiene un problema de autoestima.
El sentir envidia o celos es normal, hasta cierto punto, cuando no incide en tu vida al punto de obsesionarte o causarte graves problemas en las relaciones que tienes con los demás. Todas las emociones que sientes te dicen algo acerca de ti misma, así que presta atención a cuándo sientes envidia, de quién y por qué. Esto puede ayudarte a superar alguna carencia tuya. Si estos sentimientos son muy fuertes, es una bueno que consideres buscar ayuda profesional.