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Revalora tus 40

  • Actualizado: 16 enero 2009 /

La segunda mitad de la vida es crucial para valorar “lo que tienes y lo que te hace falta”. Disfruta tu segunda “adolescencia”

    Si repentinamente haces una pausa y te preguntas: ¿Qué has hecho de tu vida? Al margen de que la respuesta te guste o no, has entrado en la famosa crisis de los 40.

    La segunda adolescencia, como también la llama la psicoterapeuta Deborah Legorreta existe, no es un mito.

    Según la experta, la palabra adolescencia significa crecimiento. “Siempre estamos creciendo, pero tanto en la primera como en la segunda adolescencia esto se hace más evidente”, precisa.

    Legorreta, autora de La Segunda Adolescencia (editorial Random House Mondadori), indica que la primera abarca de los 11 a los 17 años, y la segunda de los 40 a los 52.

    En estos períodos, explica, las personas sufren cambios bruscos a nivel fisiológico y psicológico. Tanto mujeres como varones experimentan cambios hormonales que tienen impacto en el estado emocional.

    Los cambios también se dan por el entorno social, porque culturalmente se crean expectativas de lo que mujeres y hombres sobre lo que tienen que haber logrado una vez que llegan a esa edad.

    La Crisis

    Al entrar a la segunda adolescencia, las personas atraviesan por una crisis que les ayudará a definir el rumbo que seguirán en la segunda mitad de su vida.

    La psicoterapeuta indica que durante este proceso el principal síntoma que se presenta es la sensación de insatisfacción con el estilo de vida que se lleva en el momento.

    El cuerpo también se manifiesta y lo hace a través de cansancio, cambios en el patrón de sueño, dolores articulares y de cabeza.
    Las personas realizan un análisis de su vida y desean incorporar en ella lo que no han hecho. Por ejemplo, hay quienes están cansados de ser empleados y les gustaría poner un negocio, otros quieren pasar más tiempo con su familia o hacer ejercicio. “En esta etapa se valora lo que se tiene y lo que hace falta”.

    Decisiones acertadas

    Deborah Legorreta, quien es doctora en Psicología, explica que esta crisis ayuda a las personas a definir qué han hecho y, en el futuro, qué les gustaría hacer.

    Para la especialista, es muy importante que las personas estén conscientes de que atravesarán esta etapa y que tomen decisiones acertadas y no impulsivas.

    Por ejemplo, quizá alguien no está contento con su matrimonio e impulsivamente decide divorciarse, antes de realizar un análisis concienzudo sobre si vale la pena o no seguir casado.
    “Las decisiones drásticas pueden acallar el malestar sólo momentáneamente”, advierte, por lo que la experta recomienda reflexionar antes de actuar.