La cantante Miley Cyrus ofreció, en la tarde de ayer domingo, una de las actuaciones más significativas de su carrera en el marco de las celebraciones previas al inicio de la Super Bowl, en la que los Tampa Bay Buccaneers de Tom Brady se llevaron cómodamente el triunfo frente a los, hasta entonces, vigente campeones, los Kansas City Chiefs.
Además de interpretar uno de sus grandes himnos pop, el patriótico y desenfadado Party in the USA, la estrella de la música eligió para su repertorio la no menos conocida balada Wrecking Ball, cuyo videoclip causó sensación entre sus fans e indignación entre los sectores más conservadores del país cuando fue estrenado mundialmente en el año 2013.
Quién podrá olvidar esa imagen de la intérprete balanceándose sobre una bola de demolición al tiempo que se sinceraba, de forma desgarradora, sobre su azarosa vida sentimental.
En su número de ayer, la antigua estrella Disney consiguió insuflar a la canción mayores niveles de emotividad y de manera completamente espontánea, ya que en un momento dado se le quebró la voz y comenzó a llorar.
Una vez se recompuso del todo, la extrovertida artista se dirigió directamente al público para justificar ese momento de debilidad y, de paso, reivindicar su lado más sensible y vulnerable.
'Llevo mi corazón en la manga, y se me ha roto muchas veces', explicó Cyrus a sus fans.
“Nunca es más fácil”, dijo la estrella pop mientras tomaba una pausa.
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