24/11/2025
06:01 PM

Paul Newman, bodas de oro

En un mundo como el de Hollywood, donde los actores y actrices acumulan hasta cinco y seis matrimonios con una facilidad pasmosa, sorprende la pareja formada por Joanne Woodward y Paul Newman.

    En un mundo como el de Hollywood, donde los actores y actrices acumulan hasta cinco y seis matrimonios con una facilidad pasmosa, sorprende la pareja formada por Joanne Woodward y Paul Newman.

    Ambos llevan más de cinco décadas juntos y jamás han dado que hablar. Del conocido actor, catalogado por la revista Empire en 1995 como una de las cien estrellas más sexys del universo, es una frase celebre: 'para qué vas a comerte una hamburguesa fuera, si tienes en casa un solomillo'. 'Joanne siempre me ha dado apoyo incondicional en todas mis decisiones y esfuerzos, eso incluye mis carreras de coches, que ella deplora. Para mí eso es amor', dice el célebre actor.

    Amor de cinco décadas

    Newman y Woodward se conocieron en 1953 como estudiantes del Actor’s Studio, pero no fue hasta el rodaje cinematográfico de 'El largo y cálido verano' (1958), de Martin Ritt, cuando saltó la química.

    El film, un opresivo melodrama, se rodó en una época en la que Woodward, cinco años menor que Newman, todavía era notoriamente más famosa que él. Ese mismo año ganaba el Óscar por 'Las tres caras de Eva', que recogió con un humilde vestido, hecho a mano y valorado

    Se conocieron en 1953 como estudiantes del Actor’s Studio.

    en sólo cien dólares de la época. Él, todavía casado con su primera mujer, comenzaba a destacar como nuevo sex symbol de la escuela de Lee Strasberg tras Marlon Brando. En esos meses, no sólo encontró esposa, sino también la consagración, gracias al premio de interpretación en Cannes por la película de Ritt y al éxito de 'La gata sobre el tejado de zinc', por la que optó por primera vez al Oscar.

    Tuvieron tres hijos. El primero de ellos, Scott, falleció víctima de las drogas, como consecuencia de una sobredosis. Ambos supieron hacer frente a su dolor, y la pérdida los unió aún más.

    Sólo los elementos externos alteraban su tranquilidad. Joanne, atractiva pero carente de la espectacular belleza de su marido, llegó a confesar que le resultaba cargante que las jovencitas siguieran montando guardia frente a su casa para piropear a Paul.