Las investigaciones todavía no tienen respuesta para la romántica reflexión del literato español; sin embargo, han desvelado algunas sorprendentes utilidades de esa tierna y a veces ardiente forma de expresar el amor o el deseo, la cual no sólo es una aliada del afecto, ¡sino de la salud!
La doctora Helen Fisher, profesora de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, EUA, afirma que “un beso es un mecanismo de evaluación del compañero”, y que al besar se desencadenan una serie de reacciones químicas y, en algunos casos, un mal beso podría ser el “comienzo del fin” de un nuevo romance.
La antropóloga Helen Fisher, autora de libros sobre la sexualidad, el amor y las diferencias de género, ha señalado que besar supone algo más del 90 por ciento de las actividades sociales de los seres humanos y es un instinto natural para estimular los mecanismos de la reproducción.
“Cuando besamos, vemos, olemos y sentimos al otro. Su saliva contiene cantidades de hormonas que constituyen un indicador de su personalidad.
Al besar, el cerebro se pone activo. Cinco nervios le llevan mensajes de lo que están sintiendo. Es realmente una herramienta de evaluación muy poderosa”, explica la doctora Fisher.
Esta investigadora ha dirigido varios estudios basados en imágenes del cerebro y afirma que, cuando una persona besa a otra, accede a tres sistemas cerebrales primarios utilizados para la unión y la reproducción: la conducta sexual, el amor romántico o apasionado y en tercer lugar, el afecto.
Según Fisher, el beso activa diferentes reacciones químicas que estimulan los tres sistemas.
Cuando besamos impulsados por el amor romántico, una parte del cerebro enloquece y se comporta “como si estuviera bajo los efectos de la cocaína”.
“El amor romántico es un impulso poderoso que viene del motor de la mente, del área responsable de las adicciones”, señala la antropóloga.
“Hay evidencias de que la saliva contiene testosterona y de que a los hombres les gustan los besos con más saliva y con la boca más abierta, lo cual me sugiere que intentan transferir testosterona para alentar el apetito sexual en las mujeres”, señala la investigadora, quien opina que “las reacciones químicas cerebrales ocasionadas por los besos están presentes en el cortejo, aunque no seamos conscientes de ellas”.
El inicio o fin de un romance
Para demostrarlo, afirma que “hay personas que se han desencantado de su pretendiente en apenas tres minutos después de haberlo besado”, según Fisher, quien sostiene que hay distintos estilos de personalidades, atracciones amorosas que dependen de la composición del coctel de sustancias cerebrales, neurotransmisoras y hormonales de cada persona.
Ha comprobado que aquellos en quienes predomina la dopamina, creativos y dispuestos a correr riesgos, buscan a gente de similares características, al igual que sucede con quienes tienen más serotonina, tradicionales y ejecutivos, que se enamoran de personas análogas.
En cambio, quienes evidencian niveles elevados de testosterona -analíticos, lógicos y aptos para la ingeniería, se emparejan con quienes poseen más estrógenos, personas en las que predominan cualidades como la imaginación, la compasión y la intuición.
Los beneficios
Según otro estudio publicado en el periódico ruso Pravda, darse un beso en la boca beneficia la presión sanguínea, el sistema cardiovascular y los niveles de colesterol, además de prevenir las caries igual o mejor que la pasta dental y otros males relacionados con la dentadura.
Según el informe del rotativo ruso, las tensiones faciales que tienen lugar durante los besos mejoran la circulación y el estado de la piel del rostro.
Además, el beso puede servir para aliviar el dolor, ya que, cuanto más apasionado es, quienes intervienen en el intercambio amoroso segregan más endorfinas: sustancias hormonales que libera el propio organismo en la sangre y tienen propiedades analgésicas similares a las de la morfina.