Con un premio óscar, que ni siquiera ganó su exesposo Tom Cruise, festivales internacionales de cine. Sin embargo, Nicole parece haber encontrado el estilo de cine que le gusta, como la sofisticada periodista de guerra en la película Hemingway & Gellhorn que estrenó con Clive Owen en HBO o el personaje sensual de la más nueva película independiente The paperboy con Matthew McConaughey, John Cusack y Zac Efron.
-¿Es un verdadero desafío encontrar un personaje completamente diferente a la verdadera Nicole Kidman?
Eso es lo que me gusta. Siempre trato de conseguir cierto contraste y variedad. Me convertí en actriz porque nací en un lugar muy particular del mundo y siempre quise ir a diferentes sitios.
Desde que era muy jovencita solía hacerlo con mi imaginación, hasta que me di cuenta de que realmente hay un trabajo que te permite viajar, transformándote en personas diferentes, explorando esas vidas diferentes. Eso es lo que amo tanto.
-¿Disfruta los riesgos en su carrera?
No me gusta que me digan que no puedo actuar en un género determinado ni puedo interpretar algún rol. Soy muy espontánea y no tiendo a analizar demasiado las cosas. Trato de trabajar por instinto. Quiero que el trabajo me estimule. No me gusta hacer lo mismo una y otra vez. Y ciertamente no elijo mi trabajo para buscar que me admiren.
-¿Le tiene miedo al fracaso?
Estoy dispuesta a fracasar porque quiero permitirme probar algo nuevo. Me encanta pisar lugares diferentes del mundo y es lo que todavía me da ganas de trabajar a mi edad. Cuando deje de tener esa curiosidad o deseo, simplemente no voy a trabajar más.
-¿Los monitores en un estudio de cine son como los espejos de una casa? ¿Diría que el monitor es el mejor amigo de una estrella de cine?
Los monitores están siempre en el estudio, pero nunca los miro. Casi nunca veo mis películas. Prefiero preparar mi trabajo en la intimidad, tomando las direcciones que mejor siente el director o directora. Esa es la relación que me gusta, la relación con el director de cine. Después solo hago lo que es necesario. A veces es poco, otras veces es mucho. A veces hago investigaciones enormes para mi personaje; depende del trabajo, claro.
Investigando por nuestro lado descubrimos que a pesar de haberse criado en Australia, donde hoy vive con su esposo Keith Urban, Nicole en realidad nació el 20 de junio de 1967 en la misma hawaiana Honolulu donde nació el presidente Barack Obama. Nicole todavía estaba en pañales cuando la familia se mudó a Washington porque el padre bioquímico tenía que investigar sobre el cáncer de mama. Tres años después se fueron a la misma Australia, donde realmente habían nacido los padres. Y fue en Sídney, donde Nicole tomó las primeras clases de actuación. Su primer rol resultó ser una ovejita en una fiesta navideña de la escuela primaria. Para cuando estaba en la escuela secundaria decidió dejar los estudios para dedicarle tiempo completo a la actuación. Y ya era una estrella famosa en Australia cuando Tom Cruise la vio en la película Dead calm y pidió especialmente que la contrataran para la siguiente película, Days of thunder. Enamoradísimos se casaron el mismo año de aquel estreno en otra fiesta navideña del 24 de diciembre de 1990. Juntos también filmaron Far and away y la atrevida película de Stanley Kubrick Eyes wide shut, mientras adoptaban en el camino a sus dos hijos Isabella (19) y Connor (17).
Pero con la sombra de un esposo tan famoso, Nicole tuvo que tener mucho más cuidado en la elección de sus películas para sobresalir por sí sola. Y finalmente lo consiguió cuando el mismo año 2001 del divorcio oficial con Tom Cruise, ella fue nominada al óscar por Moulin Rouge y al año siguiente ganó el premio por la película The hours (según ella misma cuenta, con aquella película había vivido tal cual como el personaje de Virgina Wolf para tratar de olvidarse del drama del divorcio).
Por un tiempo se habló de un romance con Russell Crowe y Robbie Williams declaró que habían tenido una corta relación durante el verano de 2004, justo después de haber terminado el noviazgo con Lenny Kravitz. Mucha más romántica que en el cine, en un evento especial para australianos de 2005 conoció al cantante neozelandés Keith Urban, con quien se casó el 25 de junio de 2006. Con las dos hijas, Sunday (4) y Faith (1), el trabajo no resulta tan fácil como en otras épocas y en familia viven viajando entre las casas que tienen en Sídney, Los Ángeles y Nashville.
-¿Hasta qué punto influye su familia en la decisión de filmar una nueva película?
La verdad es algo muy difícil. Realmente no estoy dispuesta a hacer una película solo por aprender algo o sentir un vacío. Estoy muy cómoda en el lugar que ocupo hoy. Por eso es tan difícil para mi decir: “Okay, me voy a ir por dos meses y estoy disponible a dejar la energía y el tiempo que le dedico a mi familia, para ponerlos en una película”. Es un pedido muy grande.
-¿Fue difícil encontrar un balance entre su carrera y el cuidado de los hijos que tiene con Tom Cruise y Keith Urban?
Mi familia es mi prioridad. Tampoco se trata de buscar un balance. Lo importante es saber que eso está primero y si lo demás funciona, lo haré. Estoy mucho más dispuesta a dejar una película o cualquier proyecto que separarme de mi familia.
-¿Las películas independientes se manejan con horarios más flexibles que las superproducciones de los grandes estudios?
En estos días resulta muy extraño definir el cine independiente, pero, en esos términos, para las películas es muy difícil conseguir financiamiento. Cuando se tiene la suficiente suerte de hacerlas, ahí es donde también encuentro los roles más interesantes. Pero estas películas son muy difíciles de hacer, se necesita demasiada tenacidad del director. Es una constante batalla por todos los frentes.
-¿Este año volvió al círculo de los festivales de cine, empezando por la vuelta a Cannes con el estreno de dos películas tan diferentes como Hemingway & Gellhorn y The paperboy?
Sí, fue maravilloso. Hacía seis o siete años que no había vuelto al Festival de Cannes. Y fue un honor que me hayan invitado otra vez.
-La película The paperboy costó alrededor de 12 millones de dólares y usted misma ha llegado a cobrar mucho más por otras películas. ¿El lado artístico a veces se cotiza mucho más que en dólares?
El director ya me había dicho: “Mira, no tenemos recursos económicos. Vas a tener que peinarte y maquilarte sola”. Y a mí me pareció bien. Ese mismo día me metí en el baño, me puse un falso tostado de sol, con unas pestañas postizas y una peluca platinada... y así me saqué fotos en posiciones provocativas para mandarlas por mensaje de texto al director Lee Daniels. Así fue como empezó todo, aunque no puedo decir lo que me dijo el director cuando recibió mis fotos (risas), pero digamos que le gustó bastante. Ni siquiera tuvimos tiempo de ensayar.Solamente hicimos unas pruebas de maquillaje donde pude meterme en el personaje y hasta cuando me trajeron un par de zapatos blancos pedí que los ensuciaran para no verme bien. Desde ese entonces empecé a vivir como el personaje de Charlotte.
-¿Cómo logró mantenerse todo el tiempo en el personaje sin ser la superestrella Nicole Kidman que todos conocen?
Necesitaba meterme en cierto lugar para interpretar un personaje donde no podía salirme demasiado para verme yo misma. Con John Cusack nunca antes nos habíamos conocido como John y Nicole. Nos conocimos como los personajes. Y ayudó muchísimo con la actuación. Como actriz, hacía tiempo que yo venía buscando algo tan crudo y peligroso, en términos de actuación de este estilo.
En la película The paperboy, incluso yo había sido la última que eligieron. Había conocido al director Lee Daniels cuando él estaba promocionando Precious y yo tenía mi película Rabbit hole. Nos cruzamos en fiestas diferentes y como me había encantado la película Precious, se me ocurrió que podía ser una buena idea trabajar en sus manos para ver hasta dónde podía llevarme. Los directores llevan siempre algo diferente a los actores y esto es lo que Lee consiguió de mi.
-¿No se sintió incómoda en ciertas escenas osadas como cuando tiene que orinar encima de Zac Efron?
En aquel momento no me sentí incómoda, aunque a lo mejor me sienta incómoda al ver la película. Pero así es la actuación. Mi trabajo es hacer lo que me pide un guión sin censurarlo, sin juzgar en términos de lo que yo pueda pensar como Nicole Kidman. Es la única forma de interpretar la verdad.
-¿Hizo alguna investigación especial para encontrar la verdad de su personaje?
Me senté con otras cinco mujeres que también se enamoraron de otras personas que están en la cárcel. Me contaron historias que me sorprendieron por completo. Me dio pánico. Tanto miedo, que le dije al director: “No sé si puedo ser tan real como estas mujeres”. Y después de alguna forma lo logramos. Nunca más tuve dudas.
-¿De verdad? ¿No dudo para nada cuando supo que Zac Efron iba a interpretar en la película al jovencito que se enamoraba de su personaje?
La verdad me impresionó la actuación de Zac (Efron). Fue bastante difícil, pero gracias a la buena dirección con Zac creamos algo bastante diferente, por decirlo de alguna forma.
-¿Cambiaron algo en el guión por la diferencia de edad que tiene con Zac?
Agregamos una frase cuando en la película él se acerca a decirme que quiere que yo esté con él y Charlotte le dice: “¿Realmente vas a querer estar conmigo?”. Para mí, ese es el estilo de amor que puede darle a él porque es muy dura con el jovencito, demasiado dura. Lo tiene que dejar ir porque si permite que se enamore de ella, le destruiría la vida. Ella lo sabe. Es lo que más me gusta del personaje de Charlotte, cuando libera al personaje de Zac.
-¿Es posible imaginar una película terminada cuando recién empieza a leer el guión o está en medio de un rodaje?
Voy adonde me lleva la marea. Ninguna escena es igual. Siempre trato de encontrar algo nuevo. Me gusta jugar. Es como un experimento de laboratorio donde se exploran los diferentes caminos, todo el tiempo. Y como resultado a veces se encuentra la luz o surge algo demasiado oscuro. Así es como se descubre probablemente una buena actuación.
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