Corría el año de 1914 y un señor llamado Ramiro Carvajal, mandó a traer de Boston, EUA, una imprenta para poder publicar un periódico en el pujante emporio de El Progreso.
La máquina era una “Pearl” y en honor a ella y al río que daba vida a la ciudad, don Ramiro llamó a su periódico La Perla del Ulúa.
Esta historia y muchas más aprendí hace una semana mientras visitaba por vez primera El Progreso. Ciudad que había atravesado cientos de veces, de paso, sin nunca pararme un momento a conocer a la que ahora llamamos La Perla del Ulúa. Craso error.
La historia de esta ciudad se remonta mucho más allá de lo que podemos pensar.
Ricos y complejos asentamientos indígenas precolombinos nos demuestran que la zona estuvo habitada por grandes pueblos que ahora es menester investigar, proteger y difundir. Aquí hay una riqueza arqueológica todavía incalculable y que puede convertirse en base del turismo científico (y fuente de verdadero orgullo).
Luego, llegó la fundación de la ciudad en 1892 y los años dorados de “La Compañía”.
Mexicanos, palestinos, ingleses, italianos, norteamericanos fueron los primeros extranjeros aventureros en buscar la riqueza del banano y el comercio.
Con ellos y la fortaleza de la sangre nativa, se construyó una ciudad que brilló con luz propia durante muchos años. Club de golf, aeropuerto y bandas de jazz eran parte del entorno.
Pero cada capítulo tiene su fin. La Huelga del 54, el movimiento obrero, fue y es un hito en nuestra historia contemporánea. La verdad sea dicha.
Luego, vinieron años de incertidumbre, equivocaciones y migraciones.
Ahora todo ha cambiado
El Progreso se levanta una vez más y sus atractivos naturales y culturales resurgen. Un pueblo sencillo y trabajador vive en una ciudad segura que comienza a abrirse al mundo con verdaderas joyas por mostrar.
Aquí, jóvenes de escasos recursos son educados, alimentados y capacitados por la Fundación de los Niños del Guarataro para que aprendan, entre otras cosas, a fabricar verdaderas piezas de arte en vidrio, utilizando cristal Murano como materia prima y capacitados por La Real Casa del Cristal La Granja, de España. Vaya honor y vaya talento local.
Hoteles y restaurantes presentan sus mejores galas y el buen servicio se ha vuelto una prioridad.
Teleprogreso es uno de los mejores canales de televisión del país y la ciudad tiene más plazas adornadas con bellas esculturas que cualquier otra.
En fin, para qué le sigo contando si lo mejor es que Usted amigo lector, cambie sus planes y se dé una vuelta por esta ciudad bonita, limpia y con muchísimo que contar.