12/12/2025
10:05 PM

El huevo en tu dieta

  • Actualizado: 26 mayo 2011 /

Es rico en nutrientes esenciales, apenas aporta calorías y resulta estupendo el crecimiento. ¿Cuánto lo incluyes en tu dieta?

    El huevo es uno de los alimentos más necesarios y completos para el ser humano. También para los niños, que no deben prescindir de este salvo que manifiesten intolerancia o alergia (es el pediatra quien debe decidirlo, nunca los padres por su cuenta). Y es que el huevo, con las mismas calorías que una pieza de fruta, contiene tantos nutrientes como un vaso de leche, algunos esenciales para el crecimiento, y resulta muy fácil de masticar, además es un aliado para prevenir la obesidad.

    Beneficios ciertos, prejuicios falsos

    La mala fama del huevo como causante del colesterol “malo” es infundada y carece de rigor científico, según los expertos. Primero, porque en la colesterolemia y el riesgo vascular influyen diversos factores, no sólo el consumo de un determinado alimento dentro de una dieta equilibrada. Y segundo, porque investigaciones recientes han demostrado que uno de los componentes de la yema del huevo reduce la absorción intestinal del colesterol “malo”, al tiempo que la yema proporciona grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas (colesterol bueno).

    El huevo aporta hidratos de carbono, proteínas, lípidos o grasas, vitaminas (A, E, D y B12) y sustancias minerales (especialmente fósforo, selenio, hierro, yodo y zinc), todo ello en cantidades bien proporcionadas. La clara está compuesta por agua, vitaminas, sales minerales y proteínas: contiene hasta ocho aminoácidos esenciales. Es la parte más alergénica del huevo (la yema también puede dar alergia, pero es menos frecuente), por eso los especialistas aconsejan introducirla más tarde en la dieta infantil. En cuanto a la yema, tiene lípidos, proteínas, vitaminas y minerales. Su color más o menos intenso depende de la dieta que haya recibido la gallina: cuanto más maíz, más anaranjada será.

    Por otro lado, no podemos olvidar que el huevo también contiene grasas monoinsaturadas, que son las beneficiosas para el organismo. Curiosamente es el único alimento que contiene vitamina D de forma natural. Y posee colina, un nutriente que influye en el desarrollo del cerebro y la vista; por eso es tan recomendable consumir huevos durante el embarazo y la lactancia. Y otra ventaja: únicamente aporta 76 calorías (17 corresponden a la clara y 59 a la yema), igual que una pieza de fruta, por lo que alimenta mucho y ayuda a prevenir la obesidad.
    El otro prejuicio falsamente atribuido al huevo, junto al de aumentar el colesterol, es que es nocivo para el hígado. Y no es cierto.

    Cómo comerlo

    Para los pequeños se puede incluir a partir de los 10 meses, añadiendo cada semana un cuarto de yema cocida al puré de verduras (desecha la clara). Como es uno de los alimentos más alergénicos, hay que introducirlo con cuidado. Si tu hijo tiene intolerancia a la leche, no se lo des hasta los 15 meses. Si todo va bien, podrá tomar la clara desde los 12 meses. Para que coma el huevo frito debes esperar hasta que tenga 3 años, y nunca se lo des por la noche, porque es más difícil de digerir.
    La nutricionista Mónica Bamonde, recomienda su uso diario como parte de una dieta balanceada. “En realidad no hay un límite para el consumo de huevo. Eso depende del gusto. Dos, tres veces al día, no hay ningún problema. El huevo tiene la mejor calidad de proteína, la mejor”, detalló. Es de enorme valor para los ancianos por sus diversas propiedades como la colina, elemento que mejora la memoria y previene el Alzheimer.

    Ideas para cocinar
    Al ser un alimento tan versátil, el huevo admite múltiples y sencillas preparaciones y constituye una cena muy nutritiva. Hazlo escalfado, en tortilla o duro. Y puedes aprovechar las tortillas y los revueltos para introducir alimentos nuevos en la dieta de tu hijo. Aquí tienes algunas recetas que le encantarán:

    > Revuelto con tiras de jamón y adornado con galletitas saladas.

    > Pasado por agua, con queso rallado y trocitos de pan.

    > Una opción nutritiva y ligera es cocido y partido en rodajitas. Sírvelo alternando cada rodaja con un tomate, una tira de jamón, otra de queso, zanahoria cocida y maíz dulce.

    > Hazlo a la plancha, sobre una rebanada de pan de molde y adornado con una salsa de tomate casera.

    > Bate un huevo con dos tajadas de queso kraft y un chorrito de leche. Cuaja la tortilla en la sartén con unas gotas de aceite. Acompáñala con papas cocidas.

    OJO AL ELEGIRLOS
    Por el calor, siempre revisa la presencia en el huevo de la bacteria salmonella(provoca fiebre, diarrea, vómitos y dolores abdominales). Bastan estas sencillas medidas:

    AL COMPRAR HUEVOS. Hazlo en un establecimiento de confianza, mira la fecha de caducidad y comprueba que la cáscara está limpia, sin manchas ni plumas.

    AL GUARDARLOS. Mántenlos siempre en el compartimento de la nevera reservado para ellos y no se te ocurra lavarlos. Si lo haces, la cáscara perdería la barrera protectora que impide la entrada de los microorganismos, entre ellos la salmonella.

    AL UTILIZARLOS. No rompas el huevo en el borde del recipiente donde lo vas a batir, no separes la yema de la clara usando la cáscara (emplea dos vasos) y no utilices para nada más el plato en el que lo hayas batido.
    EN LA CALLE. En las cafeterías y restaurantes no conviene dar a los pequeños comidas con mayonesa, salvo que esté elaborada sin huevo.