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El corazón de un lobo

  • Actualizado: 03 diciembre 2009 /

Quién se iba a imaginar que el Lobo Guevara tuviese en su infancia sueños de ser piloto… o que no es nada ágil en la pista de baile como lo es en la cancha. Descubrimos un lado de Amado Guevara muy poco conocido, un verdadero amante de su familia y de su hija pequeña Lucielle, la luz de sus ojos, literalmente. En una entrevista tan íntima como la relación que tenemos con nuestra selección nacional, lo agarramos en su territorio, quizás en su lugar favorito, su casa. Y así comenzó a abrirnos su corazón, recién operado de su rodilla, pero nos atendió de mil maravillas para conocerlo más allá de la banda de capitán.

Quién se iba a imaginar que el Lobo Guevara tuviese en su infancia sueños de ser piloto… o que no es nada ágil en la pista de baile como lo es en la cancha. Descubrimos un lado de Amado Guevara muy poco conocido, un verdadero amante de su familia y de su hija pequeña Lucielle, la luz de sus ojos, literalmente. En una entrevista tan íntima como la relación que tenemos con nuestra selección nacional, lo agarramos en su territorio, quizás en su lugar favorito, su casa. Y así comenzó a abrirnos su corazón, recién operado de su rodilla, pero nos atendió de mil maravillas para conocerlo más allá de la banda de capitán.

Canciones para Lucielle

El otro momento que está viviendo Amado a plenitud es el de padre por tercera, con su pequeño retoño, Lucielle, de 11 meses. Con sus hijas es otro, consentidor, juguetón y hasta cantante, ya que a la pequeña Lucielle le canta para dormirla. “Le canto canciones de cuna o los cochinitos, también le canto algunas alabanzas pero le cambiamos la letra con el nombre de ella y se duerme”. Y es que hasta Lucielle lleva 20 viajes en los 11 meses que lleva de vida, casi que ya tiene millas acumuladas para viajar de gratis, porque donde va Amado lo acompañan su hija y su esposa, cada momento lo aprovecha al máximo. “El tiempo que compartimos jugamos, yo hago todo lo que pueda para ayudar a la mamá. Si me toca bañarla lo hago, si me toca cambiarla lo hago. Me gusta ir de compras para ella, en realidad la disfruto. Cada momento y cada etapa de su vida he tenido la bendición de disfrutarla a lo máximo”.
Y es igual de tremenda e inquieta que su papá, según Amado. “Es tremenda, ella juega y juega pero cuando ya la vence el sueño ella sola se acerca y se duerme. Es una niña hiperactiva, a mi me encanta que sea así, porque así fui yo”.

Su otro amor, Lucía

“Si tenemos una gran virtud con mi esposa, la comunicación. Si yo soy la cabeza, ella es el cuello, y así aunque yo sea la cabeza, ella es la que me mueve”… Basta con estas palabras para saber que son el uno para el otro, se complementan a la perfección y son un claro ejemplo de que cuando el amor llega, llega y hasta nos puede hacer cambiar de equipo, ya que Lucía era Olimpia y al enamorarse del Lobo cambio su corazoncito blanco por uno azul”. Nos conocimos en un partido de fútbol en San Pedro Sula cuando jugaba Honduras y ella andaba haciendo su trabajo con uno de los patrocinadores de la selección y así nos conocimos. Comenzó una bonita amistad y luego de un año y 3 meses después nos casamos. Ahora vamos a cumplir seis años de casados”, comenta con orgullo el Lobo.
En cuanto a las cosas de la casa es materia dispuesta, ya que aunque asegura no ser un gran chef, sí le gusta mantener limpia la cocina: “No en realidad no cocino, pero sí me gusta estar con mi esposa, por mientras ella cocina. Me gusta compartir con ella, tratamos de ser un equipo. Mientras ella hace la comida a mí me gusta mantenerla limpia. Ese es el equipo que tenemos”. Y los celos no tienen parte en esta relación por lo menos no por Lucía. “Con mi esposa soy tranquilo, pero con mis hijas sí soy celoso. Así que cuidadito, son tres pero vamos a saber manejar la situación tal como se manejan algunas jugadas en el campo, voy a tener que hacer algunas”, asegura Amado.

El hombre detrás del Lobo

Sin duda es toda una personalidad y un gran ser humano, que tiene sus debilidades por los videojuegos así como un gran amor por su Honduras y sobre todo por su fútbol, tanto que quiere compartir todo su talento con los demás. “Mire me gustaría ser entrenador, porque esto es algo que muy pocas veces lo comento, yo había dicho que acabado mi fútbol, acaba el fútbol para mí, me iba a dedicar solo a ir a los estadios a ver mi Motagua y mi Selección, había dicho: ‘no más’. Pero una noche platicando con mi esposa, ella me dijo si no estaba siendo un poco egoísta, tanto que había aprendido durante mi carrera, que no me quedara yo solo con eso, que sería bueno compartirlo, que la única manera de hacerlo era siendo entrenador y bueno, pues la idea es esa. A futuro ser entrenador y ojalá que en Motagua, y a futuro por qué no de la Selección también”.

Sin duda es un grande del fútbol con algo de guitarrista frustrado, aferrado a su juego de Wii así como aficionado acérrimo de Shaquille O’Neal. Me gusta el béisbol de las Grandes Ligas soy Red Soxs de Boston, y en baloncesto soy gran admirador de Shaquille.

Y aunque no es fanático de FIFA, nada que tenga que ver con jugar fútbol fuera de una cancha, sí es adicto del Guitar Hero de Wii y su PSP. “Paso horas jugando con mi guitarra. No me había puesto a pensar, le canto a mi hija y me gusta la guitarra, un cantante frustrado jajajaja”.

Su otro sueño de niño era viajar por las alturas y convertirse en piloto. “Yo de pequeño, antes de ser un futbolista profesional, tenía el sueño de ser piloto, pero desde muy joven tomé la decisión de elegir el fútbol como profesión. La verdad no me arrepiento porque gracias a esa elección que tomé, fue la más acertada, cada momento se lo agradezco a Dios”. Y ahora Amado está viviendo uno de sus más grandes sueños, haber clasificado a una copa del mundo, al Mundial Sudáfrica 2010.

“Al final tuvimos la recompensa y estoy muy agradecido con Dios. Me siento diferente porque cuando uno logra alcanzar uno de sus sueños, uno se siente satisfecho, me siento lleno porque he logrado lo que he querido alcanzar toda mi vida, clasificar a un mundial”.


De carácter y cool

Cuando tiene que lucir bien, lo hace, eso nos queda más que constatado, pero cuando es de sentirse cómodo no escatima. “Yo soy de los dos. Tanto de moda como de comodidad, porque me gusta estar al día, pero también hay momentos en que necesito estar cómodo y trato de sentirme lo mejor posible”.

El poco tiempo que tiene libre lo equilibra entre Lucía y Lucielle y se confiesa amante del cine, pasa al día con las películas, aunque también le gusta leer sobre fútbol.

El mismo deporte es el que le ha ayudado a moderar su carácter, a madurar y a sentirse pleno. “En realidad mi carácter fuerte solo es en la cancha, más que todo antes, ahora gracias a Dios me siento más tranquilo, más relajado, siento que he madurado, que todo es diferente, que hay muchas cosas que ya no puedo hacer que hacía de joven. En realidad lo de mi carácter me metía en problemas por no saberlo manejar, pero a la larga mi objetivo era lograr que siempre se hiciera justicia con mis compañeros y no me gustan las injusticias. Y sobre todo el equipo que me tocaba defender, aquí en Honduras, a Motagua”.

Amado ha compartido en los últimos meses entre Canadá y Honduras.

“Ha sido difícil, sobre todo con la bebé. Preparar las maletas de ella es lo más complicado. Pero son cambios que afortunadamente he tenido la bendición de que mi esposa los ha sabido manejar porque aunque no lo parezca, es difícil viajar con Lucielle. Pero en realidad los cambios han sido buenos y siempre extrañamos a Honduras, no la cambiamos por nada, pero nos ha tocado compartir con culturas diferentes, con amistades nuevas, y eso es lo bonito del fútbol, que donde nos lleve siempre nos hace conocer gente y compartir”.

Ahora la pregunta del millón, justo cuando entra por la puerta su buen amigo Dani Turcios. Le preguntamos si es buen bailarín como es buen futbolista.

“Mi amor, ¿soy buen bailarín? Y Lucía le contesta: “Si, huy, gran bailarín”. Amado lo afirma: “Es que estoy lesionado ahorita, no puedo, pregúntele a Dani” y él efusivamente dice: “No, digo la verdad como bailas, con unas dos que tres”…
Así se resume su rol como un as de la pista, de la manera que nosotros disfrutamos su jugadas con la Bicolor así disfruta Amado ver la gente bailar, verlos y nada más.