Luego de tres años fuera de la pantalla grande, Mathew Kodak y Guacamaya Films alistan para agosto de este año el estreno de su nueva película, ¿Quién paga la cuenta?
LA PRENSA entrevistó a Kodak, originario de la India, para saber qué ha hecho en su tiempo lejos de la producción de películas y hablar de su nueva cinta.
-¿Qué ha sido de usted en todo este tiempo?
Cuando terminamos con el éxito en los cines de Amor y Frijoles la exhibimos en 14 festivales, fue muy gratificante viajar a estos lugares y conocer la reacción de gente que no es hondureña ni latina.
Ver cómo ellos captaron la historia fue muy interesante, aprendimos mucho e hicimos varios contactos.
Un año después ya comenzaron mis ganas de hacer otra película, y ahí surge la idea de ¿Quién paga la cuenta? y sentimos que el tema era algo muy universal pero que también capta la esencia de la vida urbana en Honduras; y como ha sido rodada en San Pedro Sula, visualmente hay un contraste en comparación con Ojojona y mostramos una cara distinta de Honduras, pero con un tema bien controversial que es dinero y cuentas a pagar.
-¿La grabación de su segunda cinta fue diferente?
Sí, fue un rodaje bastante divertido porque todo lo que aprendimos en Amor y Frijoles se pudo aplicar aquí para tener un proceso mucho más tranquilo, uno aprende a calendarizar mejor el plan de rodaje. En el primero, obviamente con restricciones de presupuesto queríamos hacer todo en 20 días y esto hacía que la gente trabajara 18 horas diarias, es bien difícil poner a la gente a trabajar así, esta vez supimos que en un día normal, teniendo una escena de cierto modo no puede hacer más por día, así tuvimos suerte de calibrar mejor y de ese modo la gente camina más tranquila, provocando que haya menos problemas y tensión en el set. Fueron 52 días de rodaje en esta ciudad, Lago de Yojoa y Omoa.
-Tiene ocho años viviendo en Honduras, ¿extraña la India?
Sí, llegué en 2004, luego de graduarme en la universidad para trabajar como ingeniero de sistemas en el Banco Centroamericano, en donde estuve dos años, al mismo tiempo inicié una empresa haciendo eventos y promociones para varias marcas. Siempre había tenido la meta de hacer una película. Tenía la opción de irme a Canadá pero Honduras me pareció una experiencia única y me dije vamos a ver qué pasa aquí. El plan inicial era estar aquí seis u ocho meses, ahora esta es mi casa y me paso más tiempo aquí que en otra parte del mundo.
-¿Qué le parecen las cintas de Steven Spielberg y James Cameron?
Me gustan porque sus películas siempre llevan una historia de corazón, pero no pierden la esencia comercial para motivar el cine.
Para mí cine debe ser una experiencia de escape, de olvidar el mundo por dos o tres horas, que uno se transporte y salga del cine pensando en menos problemas, que salga del cine refrescado y ellos hacen que el público disfrute al máximo.
-¿Cuál es su meta como director?
Cada película es una aventura y sencillamente el objetivo como director, productor, cineasta es siempre hacer el máximo esfuerzo y dejar todo en las manos de la audiencia para ver qué respuesta nos da. Si algún día, ya que hacemos esto tantas veces, salga una combinación espectacular para llegar muy lejos, estaré muy agradecido a Dios.
-¿Le gustaría filmar en otro país?
Claro, no tenemos fronteras porque el cine habla un idioma tan universal, que es de emociones y sentidos y uno puede hacer una cinta en cualquier parte del mundo pero si captas la esencia del ser humano, pues tu película va a viajar en todo el mundo. En Guacamaya Films vemos Centroamérica como un lugar con bastante potencial para hacer cine comercial y sostenible, definitivamente creo que en el futuro podríamos involucrar otros países latinoamericanos y tal vez en el futuro algo bastante loco como la India y Honduras. Un toque de Bollywood no estaría mal.
-¿Hay talento nuevo en su filme?
Sí, en ¿Quién paga la cuenta? estamos lanzando un nuevo talento, es algo que nos caracteriza. Tenemos tres actores principales nuevos de Honduras, dos secundarios, uno de Puerto Rico y Colombia. El 85% es elenco hondureño.
-¿Haciendo esta cinta se sintió más relajado que con Amor y Frijoles?
Jamás me puedo relajar, en el rodaje uno se estresa, si uno se descuida no sirve para hacer una película. Hasta el último día la tensión está hasta arriba, es una experiencia que te pone vivo y solo estaré tranquilo al ver la reacción de la gente.
-¿Cuáles son los retos para hacer cine en Honduras?
Antes el reto era más técnico, que no había equipo disponible, pero la tecnología ha cambiado tanto que ningún cineasta del mundo puede decir que no tiene las herramientas para hacer una buena película.
La única restricción es tu motivación, la creatividad y más que todo las ganas que tengas para lograr un resultado. El cine es fácil anunciarlo pero bastante difícil llegar al final, presentarlo al público. El Ministerio de Cultura nos ayudó mucho, gracias a todos por el apoyo, ahora tuvimos bastante colaboración del sector privado y al final el cine no es tanto un negocio sino una experiencia comunal para disfrutar algo muy especial.