La Semana Santa es la “semana mayor” del año para los cristianos, pues en ella se conmemoran los misterios centrales de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor Jesucristo.
Es una buena oportunidad para involucrar a los niños en actividades de recogimiento y oración.
Pero, ¿ cómo hacer que vivan el verdadero sentido de esta celebración sin que pase inadvertida como una semana más de vacaciones?
Aminda de Padilla, presidenta del Movimiento Familiar Cristiano, dice que como padres se tiene el deber de mostrar con actitudes piadosas lo que significa este período de la vida como cristianos.
Una forma de vivir intensamente es hablando y reflexionando con los niños sobre lo que se conmemora en cada día. Desde el significado del Domingo de Ramos hasta la muerte y crucifixión de Jesucristo. “Es aconsejable leer historias en familia sobre la pasión y resurrección”, aconseja Padilla.
Otra manera de estar activo durante este tiempo es por medio de grupos de catequesis o servicios a la parroquia.
En varias iglesias se prepara con anticipación el vía crucis en vivo y la meditación.
Si los jóvenes y niños participan esto hará que su vivencia sea más cristiana.
Otras actividades
El padre Saturnino Senis dice que es importante enseñarles a los menores desde pequeñitos que Jesús murió en la cruz por los pecados y cada año se revive este tiempo con el afán de reflexionar y ser mejores personas cada día.
Dentro de las dinámicas que aconseja están:
1. Leer las sagradas escrituras en familia un tiempo perfecto de reflexión.
2. Procurar que los días sean de recogimiento, evitando el uso excesivo de la televisión, al menos que sean películas relacionadas con Semana Santa, las que pueden ser disfrutadas en el calor del hogar.
3. Recuerde que mañana Viernes Santo es de ayuno y abstinencia: una buena oportunidad para explicarles a sus hijos que ellos pueden unirse a las horas que Jesús pasó clavado en la cruz, renunciando a todo aquello que sea de su agrado y preferencia.
Por ejemplo renunciar al postre preferido.
4. Entre otras cosas sugiere que el grupo juvenil o grupo de amigos con la guía de un párroco o liturgia protagonicen la obra de la pasión para la comunidad parroquial o escolar.
Don de la caridad
Se puede poner en práctica colocando una lista en el refrigerador de la casa con todas las tareas que ellos puedan hacer y por las cuales recibirían algunas remuneración. Por ejemplo, por cada plato que laven, si ayudan en los quehaceres de la casa, a cortar el césped o sacar la basura y recoger el correo.
Al final el niño deberá ser alentado a que comparta el dinero ganado con aquellos que son menos afortunados que él.
La oración es otro don que se puede enseñar; el párroco aconseja a los padres a alentar al niño para que desarrolle una vida de oración a través del ejemplo.
No importa el lugar donde la familia se encuentre, lo importante es guardar con solemnidad cada uno de los días santos.
Al finalizar la semana se le debe explicar al pequeño que Jesús salió victorioso y que venció la muerte. Que gracias a su sacrificio la humanidad fue salvada. El Domingo de Resurrección debe ser un día de profunda alegría: ¡Cristo resucitó! Ojala se note en algún detalle extra en la comida, o con algún plan especial familiar, concluye Senis.
Jesús y los niños
Un día el señor Jesús exhortó a sus discípulos que dejaran a los niños venir a él y que nunca más se los impidieran. En Marcos 10:14 se puede ver la reacción de indignación, cuando sus discípulos reprendían y despedían a los que traían para que él los tocara y bendijera.
él les dijo: “Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos”.
Estos versículos muestran claramente cuánto ama el Jesús a los niños y exhorta a los seres humanos a ser como ellos, para que puedan entrar en el reino de Dios.
Ser como él es amar a los niños tal como Él lo hizo.
