Los diablitos, portando máscaras talladas en madera, salieron a escena en el atrio de la catedral de Comayagua danzando con alegría, pero tras de sus máscaras lloraban la muerte del doctor Marco Antonio Zapata, fundador y director del grupo Comalyacaste.
La noche era fría y una leve brisa caía sobre los asistentes mientras los integrantes de Comalyacaste representaban una vez más “El martirio de San Sebastián”, aunque creían que no volverían a montar la obra sin alguien que los condujera. Pero durante tres semanas se esforzaron para seguir con esta tradición.
Marco Antonio Zapata, en colaboración con el gobierno español, se esforzó por presentar este drama para que puedan comprenderlo las generaciones presentes, utilizando para el espectáculo máscaras de madera talladas por el artesano Trinidad Rubí y Gilberto Mejía desde 1940.
Un trabajador incansable
Desde hace 668 años se ha venido presentando en Comayagua el drama de San Sebastián, que recuerda la historia de un soldado romano consentido del emperador Dioclesiano martirizado por sus propios soldados por haber renunciado a sus prerrogativas y unirse al pueblo cristiano.
Al llegar los conquistadores a Honduras, y para poder eliminar la idolatría de los Lencas, surgió la simbolización de las fuerzas del mal en contra de Dios a través de estos personajes que cubrían su rostro con máscaras y usaban vestimenta especial. El drama se usó para evangelizar a los indígenas.
El doctor Zapata luchó por la restauración del segundo reloj más antiguo del mundo de la catedral de Comayagua. Para anunciar la llegada del año 2000 fundó el evento “Las 12 campanadas”. Fue presidente de la Cámara de Turismo de Comayagua y presidente del Comité Cultural comayagüense, institución que dirigió por más de diez años. Además dejó inconcluso el proyecto El vía crucis con niños en las calles de los monumentos. Fue un incansable promotor cultural.